¿Quieres descubrir la belleza con mayúsculas, ésa que te deja sin aliento nada más llegar? Entonces pon rumbo al Valle de Arán, un destino privilegiado para los que quieren vivir la naturaleza al máximo nivel.
En la vertiente norte de los Pirineos centrales, la provincia de Lérida guarda este tesoro justo en la frontera con Francia. Y en tres idiomas oficiales: aranés (dialecto del occitano), catalán y español.
Los 10 pueblos que te traigo hoy son solo una parte de los más de treinta que tiene el valle. Pero cada uno de ellos es una joya en sí mismo que no deberías perderte.
Este rincón del Pirineo catalán no se parece a ningún otro. Y tiene mucho más que nieve y esquí, aunque de eso, también.
¿Qué esperas para conocerlo?
Aunque cueste casar el término capital con esta pequeña y encantadora ciudad pirenaica, acabas de llegar a ella. Con su núcleo urbano del siglo doce y su zona comercial con todos los servicios necesarios, Vielha es el punto de partida ideal para conocer el valle.
Su nombre completo es Vielha e Mijaran. La atraviesa con ímpetu el río Nere, justamente donde está situado el pequeño pero interesantísimo casco histórico, enmarcada por cumbres de más de 2.000 metros.
¿Puedes imaginarlo? Solamente por esto debería ser de visita obligatoria, pero además representa el máximo referente de la cultura aranesa, gastronomía incluida.
La Vielha original es absolutamente medieval, con sus calles empedradas y sus iglesias románicas y góticas. Descubrir la belleza de sus antiguos edificios y viviendas, como la Casa Rodés, se convierte en un verdadero placer.
La iglesia de San Miguel es un icono de la ciudad. Además, vale la pena visitar el Museo del Valle de Arán y el Museo de la Lana.
En cuanto a actividades al aire libre, la lista es interminable. El increíble entorno paisajístico te permite elegir entre multitud de ellas. La ciudad cuenta con muchas agencias de turismo activo. Senderismo, bicicleta en cualquiera de sus modalidades, aventura y montañismo. El abanico es enorme como no podría ser de otra manera en este entorno.
Hay posibilidades de practicar deporte durante todo el año, aunque el esquí reina en la cercana estación de Baqueira Beret. Una de las mejores de España, orientada al norte y con mayores posibilidades de nieve según los expertos. En la misma Vielha, el Palacio de Hielo brinda la oportunidad de patinar a toda la familia y es uno de los sitios más concurridos de la ciudad.
Te recomiendo usar la capital como base para desplazarte por los distintos pueblos del valle, hay mucha oferta de hospedaje y suele ser más económica. Nada está tan lejos como para no poder ir y volver en el día, otro de los encantos de la comarca.
Solitario, mágico y perfectamente cuidado, Bausén es una diminuta joya de la alta montaña que ha conservado su autenticidad a pesar de la presión inmobiliaria. Uno de los mejores ejemplos de viviendas tradicionales aranesas, con sus típicos tejados de pizarra escalonados.
El aura de misterio que lo envuelve encuentra su máxima expresión en el cercano Bosque Encantado de Carlac. Una bellísima ruta circular de 3 km entre hayedos milenarios que han adoptado curiosas formas retorcidas. Está considerado uno de los mejores itinerarios de senderismo de la zona y te atrapará con su magia.
Tan diferente es que hasta tiene su propia historia de amor y muerte en la piel de dos jóvenes. Como eran familia, la iglesia no aprobó su unión y a la muerte de ella, llamada Teresa, no se permitió enterrarla en el cementerio cristiano. Se puede ver su tumba muy cerca del camino, siempre llena de flores.
El punto más alto de la ruta está en el Collado de Pan, con espectaculares vistas sobre el Valle de Torán.
Está a la derecha del río Torán, entrando al hermosísimo valle del mismo nombre. Canejan mira desde lo alto justo cuando acaba España y empieza Francia.
Esta pequeña joya de apenas 100 habitantes tiene una de las mejores vistas sobre el paisaje circundante, arropado por bosques de abetos y hayas. Puedes disfrutar cómodamente del panorama desde los bancos de hierro forjado dispuestos para ello, una vez hayas dejado el coche en el pequeño parking de la entrada. Porque por supuesto, tanto este pueblo como los demás, están hechos para callejear.
A pesar de su pequeño tamaño, conserva varios monumentos de interés, entre ellos dos iglesias románicas. La de Sant Sernihl, restaurada con mucho gusto en 1818, y la de San Joan de Torán. Si quieres visitarlas tendrás que pedir la llave en el bar, como corresponde a un pueblecito.
Para descubrir la belleza del lugar en su totalidad, hay que acercarse a los miradores de O Pelarica y Deth To, con sus deslumbrantes vistas. Y recorrer el Camin des Creus, sembrado de cruces de madera que representan el camino del calvario.
Tal vez te preguntes qué pintan los romanos en esta guía. Mucho, como en casi todas las que se escriben sobre el territorio europeo. Casi no hay lugar por dónde no anduvieran, dejando a su paso huellas que perduran hasta hoy. Las Thermas de la Baronía de Les se liberan del subsuelo que las alberga desde épocas muy remotas. Los abundantes restos de termas romanas encontrados en la localidad así lo certifican. Aguas sulfuroso-sódicas, excelentes para la piel, y que pueden seguir tomándose en el balneario de Les.
Pero no solo de relax se vive en este pueblo, es un paraíso para los deportes de aventura. A esto contribuye en gran medida el río Garona, que lo atraviesa y vertebra una buena parte de los núcleos del valle.
Como curiosidad, no te pierdas una visita guiada al centro de producción ecológica de caviar y carne de esturión. Allí podrás conocer el Caviar Nacarii, considerado uno de los mejores del mundo. Merece la pena, al final del recorrido hay cata de caviar junto con una copa de cava. ¿Te lo vas a perder?
Les posee una de las capillas románicas mejor conservadas de la zona, la de San Blai, y atesora una tradición milenaria, la quema del Haro. Para disfrutar de ésta última tendrás que pasar allí la noche de San Juan, que se vuelve aún más mágica en este entorno.
Al ser el último pueblo que atraviesa la N-230, la carretera que comunica Vielha con Francia, te encontrarás con visitantes de ambos países. Pero no por eso pierde su habitual calma y encanto.
El hermoso paseo arbolado llamado Eth Grauèr, que acompaña la ribera del río Garona, es lo primero que llama la atención al entrar en Bossòst.
Este tramo es especialmente caudaloso y óptimo para practicar el rafting y otros deportes de aventura. Y es que has llegado a un pueblo que vive por y para el deporte.
Con más de mil habitantes, Bossòst es una de las poblaciones más animadas del valle. El paseo del que hablaba es un constante ir y venir de gente entre sus tiendas, bares y restaurantes, muchos de ellos franceses.
Su centro histórico atesora una de las iglesias más bellas y representativas del románico aranés del siglo doce, la de la Purificación de María. Y una curiosa ruta, llamada de las 7 Ermitas, donde se recorren otras tantas capillas románicas construidas a modo de escudo contra la peste en el siglo diecinueve.
Aunque sin duda, el itinerario más recomendable y famoso de Bossòst es la mítica subida al Portillón. Una de las etapas reina de la Vuelta Ciclista a España, especialmente dura, que transcurre por un exuberante bosque de abetos. Siguiendo la carretera cruzarás la frontera con Francia, hoy reducida a un simple monolito. Descendiendo por el lado francés te espera la deliciosa Bagneres de Luchon, una visita absolutamente aconsejable para descubrir la belleza de la región.
¿Quieres saber cuál es el abuelito del valle?
Conocido como el pueblo más antiguo de Arán, Vilamós se arropa en un altiplano de la montaña de Uìshera a 1.200 metros de altura.
También su Iglesia de Santa María, románica del siglo doce, es una de las más venerables de la comarca. Aunque en las cercanías, la igualmente románica ermita de San Miqueu, le disputa el plus de antigüedad.
El pueblo es sede de un Ecomuseo muy interesante donde se recrea la forma de vida tradicional aranesa hasta el siglo veinte.
Pero lo más impresionante es su situación, el entorno, las increíbles vistas a laderas boscosas y bellísimas montañas. Incluyendo al macizo de la Maladeta, coronado por el Aneto.
Entre los muchos itinerarios naturales cabe destacar la excursión al Montlude, a 2.500 metros, para la que hay que calzarse los esquíes. Unas seis horas de paisajes vertiginosos donde podrás ver Vielha por un lado y Canejan por el otro.
Imágenes y vivencias que, te aseguro, no olvidarás fácilmente y querrás repetir en el futuro.
O por lo menos de un conquistador, eso sí, de los importantes. Gaspar de Portolá, hijo de Arties, fue el descubridor, nada menos, que de California.
Cómo llega un nativo de esta pequeña localidad pirenaica a la costa oeste de América del Norte, es otra historia. Pero llegar, llegó, y conquistó.
Hoy en día su nombre lo lleva el Parador Nacional de Arties, justamente construido en la que fuera Casa Portolá. Del edificio original sobrevive una torre cuadrada del siglo dieciséis y la capilla anexa.
Pero los encantos de esta villa coqueta, refinada y afrancesada no terminan aquí. Rodeada por un imponente paisaje de montaña, dominado por el pico del Montarto (2.833 m), es un deleite para los amantes de la naturaleza. Y los restaurantes especializados en gastronomía aranesa, para los gourmets.
Su cercanía a las pistas de Baqueira, el parador y un balneario de aguas termales recuperado después de años de abandono, son sus principales reclamos.
Además de la infaltable iglesia románica, en este caso Santa María de Arties, coronada por un elegante campanario. En ella sobresale el número y la calidad de las pinturas que la adornan.
Descubrir la belleza de este pueblo situado en la confluencia del Garona y su afluente el Valarties, a 1.144 metros de altura, es obligación de todo buen viajero. Y un placer, desde luego.
Si quieres disfrutar de unas vistas privilegiadas al glaciar de la Maladeta, Unha te las regala. Y mejor hacerlo antes que después, las preocupantes noticias sobre su retroceso presagian lo peor.
Al pie del escarpado Pui d’Unha, su situación en la cima de un montículo le otorga una espléndida panorámica del valle, el glaciar y los picos de la Maladeta.
Es pequeño, apenas un centenar de habitantes, por eso sorprende más su patrimonio histórico. En él destaca la bellísima iglesia románica de Santa Eulària, con esa torre octogonal impresionante que sobresale del conjunto.
Un armónico racimo de casas aranesas, el interesante Museo de la Nieve y la Casa Fuerte completan el generoso ofrecimiento del pueblo.
Esta última es un edificio singular que conserva sus viejos baluartes defensivos, una buhardilla y la pequeña bodega. No hay otro igual en todo el valle.
Información importante: la media de temperatura es de 7 grados, no solo en invierno sino a lo largo del año. Aunque igual las dos vinotecas del pueblo te ayudan a sobrellevarlo.
La silueta picuda de San Andrés te recibe al llegar a Salardú. Y no es cualquier iglesia, sino la que posee el campanario más imponente del Valle de Arán. Esta torre octogonal, unida al Cristo Románico y a las pinturas renacentistas que guarda, constituye una joya artística de primer orden.
La especial situación del pueblo, abrazado por el río Garona y el Unhola, resulta enormemente atractiva. Solo está a 4 km de Baqueira y sus pistas, por lo que se ha convertido en base de operaciones favorita de los amantes del esquí. O por lo menos de los que puedan pagar albergues de calidad.
No te pierdas el PyrenMuseu, interesantísimo para conocer la historia de los Pirineos y sus primeros pobladores. Te dejo aquí un enlace directo.
También es muy agradable disfrutar del ambiente de su Plaza Mayor, centro de la vida del pueblo, un espacio no muy habitual en esta zona.
Por supuesto, hay muchísima oferta en Salardú para aprovechar los recursos naturales y descubrir la belleza de sus montañas y lagos. Excursiones de todo tipo y para todos los niveles, desde pesca a senderismo, que te dejarán recuerdos imborrables.
Una de ellas es al Parque Nacional de Aigües Tortes y San Mauricio, tal y como vimos en uno de nuestros anteriores posts de la naturaleza española, con un bonus extra. La mejor vista sobre el pueblo se obtiene desde la carretera que lo une al parque, una postal excepcional e inolvidable.
Si buscas un lugar donde esconderte del mundo, conectar con la naturaleza y olvidarte de las prisas, lo has encontrado.
Bagergue no solo es el municipio más alto del valle, 1.419 m de altura, sino también uno de los más hermosos. Por eso fue elegido Pueblo más bonito de España 2019, primera distinción de este tipo que gana una localidad catalana.
También ha sido distinguido por el movimiento Viles Florides como municipio florido. Algo que no es incompatible con la nieve, porque aquí nieva de verdad.
¿Sabes cuál es la mejor parte? Todos estos títulos no han logrado que Bagergue pierda ni un ápice de su autenticidad y encanto naturales.
La iglesia de San Félix, el precioso centro histórico de calles adoquinadas e incluso el Museo Eth Corrau, siguen siendo absolutamente araneses.
Un rincón apacible y cautivador que agradecerás haber conocido.
Como dice el refrán, no están todos los que son, pero son todos los que están.
El Valle de Arán es un soberbio regalo para los sentidos, ésta es solo una pequeña muestra de lo que ofrece al viajero curioso e inquieto.
Aún quedan más de 20 pueblecitos, cada uno con su propia identidad y todos merecedores de una visita.
¡Anímate a conocerlos!
Me llamo Cristian Goldberger y soy un viajero empedernido. Desde niño siempre he soñado con viajar y compartir mis experiencias con todo el mundo. Tras cursar una Licenciatura en Turismo, he viajado, vivido y trabajado a ambos lados del charco. Como guía oficial del Parque Nacional de Aigüestortes y Lago de San Mauricio tengo debilidad por las montañas y la naturaleza. ¿Si pudieras, te pasarías la vida viajando? Yo, desde luego que sí.
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