Si lo tuyo es el senderismo pero con una buena cantidad de adrenalina, el Caminito del Rey te proporcionará una dosis suficiente para varios días.
Aunque por el nombre parezca un inofensivo paseo por el campo, se trata de un sendero considerado hasta no hace mucho “el más peligroso del mundo”
Actualmente se ha convertido en un recorrido totalmente seguro, pero nada le quita la emoción y el vértigo que te acompañarán durante buena parte del trayecto.
Si quieres conocer un lugar mágico de España y disfrutar de una experiencia única, pon rumbo a la provincia de Málaga para encarar el Caminito del Rey, una de las sendas más emblemáticas y bellas del país.
La respuesta más sencilla es que nació de la necesidad y por eso se construyó. Había que conectar dos instalaciones hidroeléctricas y ése era el itinerario más corto. El traslado de material y operarios entre el Salto del Chorro y el Salto del Gaitanejo resultaba indispensable para seguir con las obras.
Aquí no hay ningún sueño megalómano de un político que quisiera pasar a la historia, simplemente tenían que llegar de un punto a otro. Con el pequeño detalle de que para eso había que colgarse de unas rocas verticales sobre el tajo del río Guadalhorce.
Se construyó a principios del siglo XX en el Desfiladero de los Gaitanes, con un recorrido de casi 3 km que más parece un sueño. O una pesadilla, según los que trabajaron en la obra.
Muchos de ellos eran pescadores reconvertidos en albañiles, acostumbrados a colgarse de las jarcias en sus barcos a vela y, por lo tanto, inmunes al vértigo.
El sendero es sencillamente espectacular y resulta inimaginable la cantidad de esfuerzo empleado para su construcción con los recursos de la época, entre 1901 y 1905. Empieza siendo una senda forestal en medio de un paraje natural protegido y sigue por una estrecha pasarela de madera clavada a la roca.
El recorrido pasa por varios desfiladeros a más de 100 metros de altura antes de llegar a un puente colgante. Todo un desafío a la imaginación más desbocada.
A 60 km de Málaga capital, entre las Sierras de Ronda y Antequera, concretamente en la aldea de El Chorro. Se encuentra muy cerca de la comarca del Valle del Guadalhorce.
Hablo de uno de los principales centros de escalada sobre roca de toda Europa, situado junto al impresionante Desfiladero de los Gaitanes. Y justamente los escaladores utilizaron las instalaciones del Caminito del Rey, que se habían deteriorado mucho por falta de mantenimiento, hasta que un par de accidentes mortales en los noventa decidieron su clausura.
Afortunadamente, al poco tiempo comenzó la reforma y volvió a habilitarse en 2015 para convertirse en un lugar muy visitado y famoso. Aunque el título de “sendero más peligroso del mundo” ya solo formara parte de su leyenda negra.
Hoy en día es una senda lineal de sentido único. Entrando por la zona norte, en Ardales y saliendo por la sur, en Álora, con un recorrido total de 7,7 km. Puede hacerse en 3 o 4 horas, ya que la logística es algo complicada.
El nombre le viene dado por el Rey Alfonso XIII, que lo recorrió en su totalidad el 21 de mayo de 1921. Pero hasta llegar ahí, hay mucha historia que contar.
Fue a principios del siglo XX cuando la Sociedad Hidroeléctrica de El Chorro decidió construir un canal entre los embalses del norte hasta El Chorro. Así pudieron aprovechar los 100 metros de desnivel y crear una central hidroeléctrica. Pero ese canal necesitaba mantenimiento y para eso se construyó un camino conocido en la época como “los balconcitos”. Supongo que haciendo uso del gracejo malagueño, ya que de pequeños balcones no tenía nada.
En realidad era un camino de servicio para la central. Pero como suele pasar, terminó siendo utilizado por los habitantes en su día a día para ir desde El Chorro al Gaitanejo. En esa época, el sendero tenía incluso luz eléctrica. La gente pasaba a pie, en bicicleta o a caballo para ir donde tuviera necesidad, ya sea el bar, la escuela o la tienda. Por supuesto, también servía para su función original, que era el traslado de materiales y operarios de la central, además de tareas de vigilancia.
En el año 1914 empiezan las obras del embalse del Conde de Guadalhorce y también las visitas de los familiares y amigos del ingeniero en jefe del embalse, Rafael Benjumea Burín, interesados en una obra faraónica muy importante para Málaga.
Benjumea, que era un gran amante de la naturaleza, mejoró mucho el camino para que fuera más cómodo transitarlo. Y, de paso, las visitas pudieran contemplar unos paisajes sobrecogedores. Incluso hizo reformar el puente que une los dos lados del desfiladero. Actualmente, el llamado Balconcillo de los Gaitanes es una de las imágenes más fotografiadas de Málaga. Que, por supuesto, tiene sus propias leyendas románticas, muy inspiradoras pero que nunca han podido comprobarse.
La construcción del embalse concluyó en 1921 y hasta aquí se desplazó Alfonso XIII para inaugurarlo, atravesar el sendero y rebautizarlo sin querer con el nombre que lleva desde entonces, Caminito del Rey.
Como dije antes, la logística es un poco más complicada de lo habitual. Aquí no se trata de llegar y ponerse con la ruta. Es un sitio tan especial que requiere una organización perfecta para garantizar no solo la seguridad de los visitantes, sino la propia supervivencia del camino.
Las opciones más habituales son en coche o en tren. Al ser una senda lineal, en sentido norte-sur, dejes el coche en el aparcamiento de salida o el de llegada, tendrás que hacer el camino inverso para recuperarlo o para comenzar el recorrido. Pero no te preocupes, hay un servicio de autobús lanzadera que conecta ambas terminales con una frecuencia de media hora.
Si bien parecería mejor dejarlo en el aparcamiento norte y luego volver en la lanzadera, una vez terminado el recorrido, también es interesante la opción contraria. Sobre todo porque al acabar se acumula mucha gente intentando hacer lo mismo que tú, volver al punto de salida para recuperar el coche.
En caso de que elijas llegar en tren, tendrás que bajarte en la estación El Chorro-Caminito del Rey (Álora), en la zona sur y subirte al autobús para que te lleve a la entrada norte. Renfe ofrece varias combinaciones, incluyendo la lanzadera y las entradas.
Como puedes ver, hay que tener en cuenta los tiempos de desplazamiento para calcular lo que necesitarás, que como mínimo será medio día.
Debes saber que antes de llegar a la caseta de control, situada en la Central Hidroeléctrica de Gaitanejo, tendrás que andar un buen trecho. Hay dos opciones desde el parking. Una corta por el túnel peatonal que tiene 1,7 km y se hace en 15-20 minutos y otra larga, conocida como la Senda de Gaitanejo. Esta última es a través de un bosque, mucho más bonita que la anterior. Tiene 2,7 km de largo y podrás completarla en 30-40 minutos. Sin duda resulta la más recomendable.
Aquí está lo interesante, calcular el tiempo es de gran importancia ya que las entradas tienen hora fija y tendrás que estar en la caseta de control cuando te lo indique tu reserva.Toda esta parafernalia no hace más que intensificar las ganas de llegar a las pasarelas, sobre todo si haces primero el trayecto en lanzadera de sur a norte porque ya tendrás a la vista una parte del impresionante recorrido.
Una vez que llegas al Centro de Visitantes, toca esperar con paciencia y buen humor a que te llegue el turno de entrar. Eso sí, con el casco que te habrán entregado previamente para proteger tu cabeza de eventuales desprendimientos.
Lo primero que verás es la Presa de Gaitanejo desde un pequeño mirador pero muy pronto comenzarás a transitar por las pasarelas de madera pegadas a la piedra caliza. Y a quedarte con la boca abierta ante el espectáculo brutal del Desfiladero de Gaitanejo, con sus enormes paredes anaranjadas que parecen llegar a las nubes.
Es uno de esos lugares donde la naturaleza te hace sentir realmente pequeño, pero a la vez poderoso por poder caminar sobre una obra hecha por el ser humano en un entorno tan hostil. Si las vistas espectaculares te dan respiro, podrás observar colonias de buitres leonados que anidan en las paredes verticales, otro de los atractivos del Caminito del Rey.
En el siguiente tramo, el sendero comienza a descender casi hasta la altura del río, con excelentes vistas al trazado ferroviario que corre paralelo en la otra ribera. Si miras hacia arriba, podrás observar cómo está clavada a la roca la pasarela que acabas de cruzar y tomarás conciencia real de la altura.
Más adelante te espera una terraza panorámica desde donde verás la verticalidad del segundo desfiladero, el Tajo de las Palomas. Prepárate para tomar las fotos más alucinantes, que a decir verdad, no pueden transmitir toda la grandeza de lo que tienes frente a ti.
Poco después verás el llamado Puente del Rey, aquel que cruzara Alfonso XIII. Comunicaba las dos laderas del tajo, las vías del tren y las pasarelas. Por cierto, no podrás dejar de admirar la magnífica obra de ingeniería que permitió unir el interior de la península con Málaga, incluidos los imponentes túneles que horadan la montaña.
Estás llegando al Valle del Hoyo, una bonita zona de bosque donde se puede parar para un corto descanso y observar la variada fauna de la zona. A partir de este momento, la organización va limitando el número de personas que harán juntas el último y espectacular tramo del Caminito del Rey, el cañón llamado Gran Gaitán.
Al fondo del valle ya notarás que se estrecha de nuevo para dar paso a un otro tramo colgante pegado a las paredes verticales. Las pasarelas están situadas a más de 100 metros de altura, justamente donde el desfiladero se estrecha muchísimo. Aquí la emoción es palpable en todos los que están recorriendo el sendero y es el momento donde el vértigo puede hacer su aparición.
Estás literalmente abrazado por las impresionantes rocas, viendo correr el río abajo, lejos, muy lejos. Las pasarelas se retuercen siguiendo el trazado de las paredes rocosas que se alzan a 250 metros sobre tu cabeza y realmente sientes que vas por el aire. Así durante casi un kilómetro, donde hay hasta un balcón con suelo de cristal y creerás que estás suspendido en el vacío.
Aún queda un último punto “caliente”, cruzar el puente colgante sobre el río. Unos 35 metros para los que tendrás que esperar turno mientras te animas a balancearte un poco a 105 metros de altura. No intentes controlar tu nivel de adrenalina, es inevitable que se dispare y al final hasta te parecerá corto.
Solo queda encarar el último tramo, también muy bonito, descansar en unos bancos dispuestos para ello y subir por escaleras hasta la puerta de salida. Con la sensación de haber completado uno de los mejores senderos que se pueden hacer.
Una experiencia única y gratificante, llena de adrenalina y asombro, ideal para guardarla siempre en la memoria y para combinar con una visita a cualquiera de las ciudades o playas andaluzas cercanas.
¡Hasta el próximo post!
Me llamo Cristian Goldberger y soy un viajero empedernido. Desde niño siempre he soñado con viajar y compartir mis experiencias con todo el mundo. Tras cursar una Licenciatura en Turismo, he viajado, vivido y trabajado a ambos lados del charco. Como guía oficial del Parque Nacional de Aigüestortes y Lago de San Mauricio tengo debilidad por las montañas y la naturaleza. ¿Si pudieras, te pasarías la vida viajando? Yo, desde luego que sí.
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