¿Preparando tu viaje a Kyoto y buscando los sitios imprescindibles que no te puedes perder? Con el noble afán de ayudarte, te traigo una guía rápida para no dejar de lado aquello que hay que ver, sí o sí.
En una ciudad legendaria como la antigua capital imperial de Japón, planificar una visita es realmente complicado. Podrías estar aquí muchos días y siempre quedaría algo por conocer: un templo, un bosque milenario, un santuario.. En fin, que abarcar en un viaje turístico la enorme complejidad de un lugar mágico como éste, requiere no solo tiempo, sino también energía.
Por eso te he preparado una lista de lugares a los que hay que ir, siempre y cuando dispongas de tres o cuatro días. ¿Qué menos para conocer el corazón cultural de Japón, donde se combina la auténtica tradición nipona con la última tecnología?
Muchos turistas aprovechan el fabuloso tren bala Tokaido, que une Tokio con Kyoto en 2 horas y 20 minutos, para intentar conocer la ciudad en una jornada. Craso error que solo puede provocarte un ataque de ansiedad ante lo mucho que no podrás ver. Y como no se trata de un destino a la vuelta de la esquina, te sugiero que reserves los días necesarios para quedarte con un recuerdo inolvidable de tu viaje a Kioto.
Verás que, entre los visitantes del país, muchos la eligen como su lugar favorito de Japón. Y más de uno sufre el síndrome de Stendhal ante tanta belleza, que no solo lo provoca Florencia. La ciudad de los mil templos es un canto a la armonía entre el hombre y la naturaleza. Algo muy japonés que en Kyoto se despliega en todo su esplendor.
Cualquier época del año es buena para visitarla, pero sin duda, destaca la primavera con la floración del cerezo. No solo vale para esta ciudad, sino para todo el país, pero en Kyoto se produce una explosión de colores y aromas que merece la pena ver.
¿Y qué decir de su gastronomía? Sashimi, tempura, sushi, ramen, gyozas, todas palabras que se han incorporado poco a poco al mundo occidental, cada vez más interesado en la cocina japonesa. Deliciosos platos para enriquecer tu cultura gastronómica y enamorar tu paladar, mientras te cruzas con auténticas geishas y maikos.
No pretendo abarcar todo en esta guía rápida, siempre habrá mucho más por descubrir y ese será el anzuelo para que vuelvas. Pero aquí van mis recomendaciones, que espero, harán de tu viaje a Kyoto una experiencia mucho más agradable y fácil de organizar.
Porque única, estoy seguro que lo será.
Para empezar un viaje a Kyoto, nada mejor que una visita temprana al increíble santuario de Fuchimi Inari-Taisha. Prepárate con un buen desayuno para recorrer los 4 km (en subida), más alucinantes de tu vida, caminando en una especie de túnel formado por 10.00 torii. Las típicas puertas de los templos japoneses se suceden a cada paso, y producen un efecto sublime con sus colores rojos y naranjas.
El sendero hacia la cima se convierte en una experiencia mística, al estilo del Camino de Santiago, donde lo importante no es llegar sino pasar por él. El santuario fue construido en el siglo VIII en honor de la diosa del arroz, Inari, y cada torii es una donación de empresas o particulares para conseguir el favor de la deidad.
Como siempre, la pega está en su enorme fama, incluso a través del cine, ya que aparece en Memorias de una geisha. Y el consiguiente flujo de visitantes, por eso también conviene ir a primera hora y disfrutarlo como se merece.
Acabas de llegar al famoso barrio de las geishas, esa maravilla de callejuelas y casas de té. Si quieres encontrarte con ellas, la mejor hora es el atardecer, cuando van a trabajar. Eso sí, son muy rápidas a pesar del calzado imposible que llevan, les gusta pasar desapercibidas y hay que estar atento para pillarlas.
Siempre desde el respeto, tanto geishas como maikos (aprendices), están trabajando y valoran su privacidad como cualquiera. En los últimos tiempos, ha habido problemas con el turismo y se han tenido que poner normas estrictas, como no tocar a geishas y maikos. A día de hoy, viendo que los maleducados abundan, se ha prohibido el acceso a varios callejones donde funcionan casas de geishas, porque las perseguían hasta adentro. Increíble.
Más allá de que las veas o no, el barrio es perfecto para un paseo entre sus casas de té, tradicionalmente construidas en madera. Completamente auténtico, no un decorado para turistas, es una zona viva y vibrante, sobre todo la calle Hanamikoji, llena de restaurantes y animación.
No suelo recomendar excursiones programadas, pero si quieres disfrutar de un espectáculo diferente, te aconsejo éste, donde las maikos son las protagonistas. Es una buena manera de conocer más a fondo la cultura tradicional japonesa.
Si hay alguna foto emblemática de Kyoto, es la de este maravilloso templo, rodeado de cerezos en flor en primavera, o reluciendo entre los rojos arces del otoño. Su nombre significa «templo del agua pura», siendo uno de los más importantes y famosos de Japón. Tanto que ha sido declarado Patrimonio Mundial de la Unesco, junto con varios más repartidos entre Kyoto, Uji y Ōtsu.
Fue fundado en el año 780, y edificado en torno a la cascada Otowa, de donde proviene el nombre de agua pura, en las colinas boscosas de Higashiyama. Como en muchos otros templos budistas japoneses, además del grandioso edificio principal, alberga en sus terrenos otras construcciones. Entre ellas, el santuario sintoísta Jishu, ya que es habitual en el país el sincretismo religioso, que fusiona diversas creencias con toda naturalidad.
Una de las características del templo, cuyo edificio fue construido sin utilizar clavos, es el espectacular balcón de madera sustentado sobre vigas. Elevado a 13 m sobre la ladera, es el sitio perfecto para asomarse y disfrutar de las vistas, rodeado de vegetación y contemplando la ciudad a lo lejos.
Pero el lugar ofrece mucho más, te recomiendo subir desde el barrio de Gion, por las callejuelas Ninenzaka y Sannenzaka que llevan directamente a Kiyomizudera.
Otro de los edificios que destacan cerca del principal, es la pagoda roja de 3 pisos, llamada Koyasu. Ahí se dirigen las mujeres embarazadas para pedir un parto sin problemas. En general, todo el recinto tiene que ver con el amor, la compasión y la maternidad, incluso hay un salón dedicado a la madre de Buda.
Kiyomizudera es, sin dudarlo, uno de los imprescindibles en tu viaje a Kyoto.
Entre las experiencias inolvidables que te llevarás en la mochila, está pasear por el bosque de bambú de Arashiyama. Ejemplares de más de 20 m de altura, balanceándose con la brisa como si susurraran, te brindarán un baño de paz y armonía. No es un camino excesivamente largo, pero sí de una gran belleza y aunque conviene llegar temprano, por aquello de la masificación, se puede disfrutar a cualquier hora del día.
Probablemente, en la foto que con toda seguridad querrás obtener, aparecerás tú, el bosque y cientos de japoneses detrás, pero es lo de menos, te lo aseguro.
En la misma zona hay varios templos interesantes y un precioso puente, el Togetsukyo.
Más imágenes de postal en este viaje a Kyoto. Imagínate un templo zen, cuyo pabellón está cubierto completamente de hojas de oro. Una verdadera joya edificada en 1397, que tuvo que reconstruirse en parte debido a un incendio.
Dentro de su maravilloso jardín japonés, brilla el estanque llamado Espejo de Agua, donde se refleja el edificio, una de las fotos más recreadas de Kyoto. Es Patrimonio de la Humanidad y uno de los templos más espectaculares y famosos de todo el país. Está un poco alejado del centro, pero puedes llegar en media hora desde la estación de autobuses de Kyoto, donde hay que coger el 101 o el 205.
Imposible perdérselo.
Te advertí que era la ciudad de los mil templos, aunque desde luego no tendrás intención de verlos todos, ¿no? Pues entre los muchos que existen, éste es otro que no puedes dejar pasar. Un lugar donde reina la paz al más puro estilo zen.
Construido por un shogún en 1482 como segunda residencia (no puedo ni imaginar la primera), pasó a ser templo cuando murió el propietario. Al parecer, su intención era imitar al Pabellón Dorado, pero con hojas de plata. Aunque el propósito no se cumplió en su totalidad por causa de una guerra civil, el resultado es de una belleza arrebatadora, clásicamente japonesa.
Jardines, estanques, montículos de arena que cambian cada día según la filosofía zen, en fin, puro Japón.
Situado en la ribera del Canal Shishigatani, cuajado de cerezos en flor durante la primavera, el Paseo del Filósofo es uno de los hitos más importantes en un viaje a Kyoto.
Nishida Kitaro fue un prestigioso profesor y filósofo japonés que cada día paseaba y meditaba en este sendero, camino de sus clases. El hombre sabía lo que hacía, el lugar es sencillamente maravilloso, seguramente por la combinación de los árboles y el sonido del agua.
Tetsugaku no michi, su nombre nipón, es un sitio de paso entre dos templos, el de la Plata y el Eikan-do, y recorrerlo toma alrededor de media hora. Eso si no te paras en alguna de las pequeñas tiendas y cafeterías que hay a lo largo.
La soledad está descartada, porque lo frecuentan locales y turistas, pero es algo con lo que hay que contar siempre en Japón. Aunque, curiosamente y debido a la idiosincrasia nipona, no molesta de la misma manera que en otros sitios igual de concurridos.
Es uno de los sitios sagrados, en este caso sintoísta, más jóvenes de la ciudad, pero resulta enormemente atractivo. El torii que marca la entrada es el más grande del país, con una altura de poco más de 24 m y un palo superior de 34 m de longitud.
Uno de los mayores atractivos del complejo, reside en sus jardines, como no podía ser menos en un país devoto de ellos. Más de 30.000 metros cuadrados de superficie en pleno centro de la ciudad, dividido en 4 espacios, norte, sur, este y oeste, repletos de flores y plantas diversas. Que por supuesto, van variando en función de las estaciones.
Particularmente famoso se ha hecho el estanque de las piedras redondas, que aparece en la película Lost in Translation, pero todo él es una maravilla. Igual que las construcciones, decoradas en color rojo y con unos acabados decorativos impresionantes.
Su amplitud garantiza paz y tranquilidad, en un entorno de gran belleza.
Hasta aquí mis imprescindibles, pero ten en cuenta que esta ciudad es un baúl de sorpresas a cada paso. Y que seguramente, tendrás muchas más cosas para ver y hacer en la antigua capital imperial de Japón. Prometo traerte más sugerencias, para que puedas aprovechar al máximo tu viaje a Kyoto. ¡Nos vemos pronto!Me llamo Cristian Goldberger y soy un viajero empedernido. Desde niño siempre he soñado con viajar y compartir mis experiencias con todo el mundo. Tras cursar una Licenciatura en Turismo, he viajado, vivido y trabajado a ambos lados del charco. Como guía oficial del Parque Nacional de Aigüestortes y Lago de San Mauricio tengo debilidad por las montañas y la naturaleza. ¿Si pudieras, te pasarías la vida viajando? Yo, desde luego que sí.
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