¿Cansado de que las opciones para disfrutar en familia se limiten al centro comercial? ¿Hasta el gorro de tanta tecnología y desesperado porque los niños hagan ejercicio al aire libre?
Si además vives o estás cerca de la provincia de Alicante, aquí podrás encontrar 8 rutas para perderte con ellos en la naturaleza. También pueden apuntarse los abuelos en buena forma y los perretes de la casa.
La Comunidad Valenciana está repleta de senderos para pasar un día relajado, en cualquiera de sus provincias. El clima suave y una orografía privilegiada hacen el resto, no hay excusas para no salir.
El equipo básico es el de siempre: calzado adecuado, gafas de sol, gorros, protección solar, agua y comida.
Una mochila en cada espalda y en marcha, que la aventura nos espera.
Una particularidad de las rutas en Alicante es que muchas de ellas discurren al borde del mar. Un aliciente para cualquier paseante y mucho más para los niños que siempre disfrutan cuando hay agua cerca.
El Paseo Ecológico de Benissa recorre un litoral salpicado de calas y acantilados en un espacio natural preservado de gran belleza. Lo ideal es hacerlo de mayo a octubre, aunque evitando las horas de más calor en verano. Pero como dije antes, lo bueno de Alicante es que hay una temperatura suave todo el año, así que no permitas que te limite el calendario.
Es un sendero sencillo con tres itinerarios, aunque dos de ellos son los adecuados para disfrutar en familia y que pueden recorrerse en un par de horas. Está muy bien equipado con paneles informativos, bancos, zonas de picnic, barandillas de madera, papeleras y miradores. Y aunque es de dificultad baja, cuenta con que hay que subir y bajar unos cuantos escalones.
¿Quieres saber la mejor parte? Las espectaculares vistas, incluido el emblemático Peñón de Ifach, parque natural y símbolo de la Costa Blanca.
Benissa está situada entre Calpe y Moraira, y los itinerarios comienzan en el Aula de Mar, en el km 2 de la CV-746, con aparcamiento y zona recreativa.
Uno de los senderos es el Recorrido Norte, que tomarás dejando el mar a tu derecha para acercarte a Cala de la Fustera, bajo la sombra de los pinos. En el otro extremo de la playa, muy popular en verano, encontrarás un pequeño mirador junto a los acantilados y una zona recreativa. Ascendiendo suavemente entre las urbanizaciones y el mar, tendrás unas vistas espectaculares hasta llegar a Cala Pinets, una pequeña y bonita playa de guijarros.
Puedes volver desde aquí o seguir casi un kilómetro más hasta Cala de la Llobella, la más salvaje y hermosa. Esta parte se hace atravesando la Zona Verde Fanadix, donde hay mesas de picnic, parque infantil y aseos públicos.
Para el Recorrido Sur, siempre saliendo del Aula del Mar, dejarás el Mediterráneo a tu izquierda atravesando los restos de una antigua cantera de piedra. Siguiendo el recorrido costero te encontrarás con Cala de les Bassetes a tus pies, donde después de rodearla, verás un mirador y una pequeña zona de descanso. Desde allí se puede contemplar toda la costa hasta el Cap d’Or, en Moraira, un lujo para los sentidos.
Unos metros más adelante, el Club Naútico de Les Bassetes marca el final del Recorrido Sur, siempre por un agradable paseo protegido por barandillas.
Existe la posibilidad de hacer paradas en las playas para refrescarse y nadar (con escarpines), pero en este caso las mascotas no podrán acompañarte. Aunque tú y yo sabemos que muchas veces son más civilizadas y limpias que los humanos.
Uno de los senderos más conocidos y apreciados para disfrutar en familia es la Vía Verde de Alcoy. Ideal para pasar el día al aire libre y que los peques puedan correr, ir en bici o patinete, merendar bajo los árboles y llevar a los perros.
La ruta recorre el antiguo trazado del ferrocarril Alicante-Alcoy, que a pesar de lo construido nunca llegó a funcionar. Con buen criterio, se lo convirtió en Vía Verde y así hoy todos podemos beneficiarnos de un sendero bonito y divertido. Un lugar ideal para iniciar a los niños en el senderismo, lleno de túneles y viaductos, con poca pendiente y muy accesible, incluyendo carritos y sillas de ruedas.
Si bien el recorrido completo es largo, 10 km solo ida desde el barrio alcoyano de Batoi hasta la urbanización El Estepar, en Ibi, puedes adaptarlo a tus necesidades. Mucha gente llega hasta el polideportivo de Alcoy y vuelve, disfrutando del entorno del Parque Natural de la Font Roja, habiendo hecho la mitad de la ruta
El kilómetro 0 está en la salida desde el barrio de Batoi e inmediatamente te encontrarás un área recreativa, paneles de información y baños. Hay dos caminos paralelos, uno asfaltado y el otro de tierra compactada para las bicis, donde verás muchas familias con niños y mascotas.
A partir de aquí empieza lo más interesante, sobre todo para los críos: túneles de diferentes longitudes, algunos con luz y otros no. Indispensable llevar linternas y si puedes, de las que se ponen en la frente con una goma elástica, que les molan mucho más.
Después de atravesar la primera galería aparece el viaducto del Barxell desde donde se aprecia la caída de agua conocida como el Chorro del Salt. Aunque el rey de los viaductos está después de cruzar el siguiente túnel, de 300 metros. Es el impresionante viaducto de las Siete Lunas, a 46 metros de altura sobre el río Polop y con una longitud de 260 metros.
Las vistas son imponentes: Alcoy, el Parque Natural de la Font Roja, la Sierra de Mariola, donde mires alucinarás. Es el sitio preferido por los amantes del puenting, así que ya sabes, si te animas…
Justo al cruzar el viaducto te espera otro merendero de los varios que hay en el camino. Baños no, así que mejor ir preparados porque papeleras no faltan.
Un poco más adelante verás el mirador Mas de la Font de l´Olivereta, también con magníficas vistas y a partir de allí, varios túneles. Más o menos a 1 km ya estarás llegando al Polideportivo Municipal, que tiene todo tipo de servicios y desde donde se puede seguir o pegar la vuelta. Todo dependerá de la edad y estado físico de los caminantes.
Más corto o más largo, es un recorrido excelente para disfrutar en familia y oxigenarse en plena naturaleza.
Una de las excursiones más bonitas e inolvidables que puedes hacer es una visita a la Cova Tallada. Esta gruta excavada por el mar y aprovechada por el hombre te enamorará. Es fantástica para ir con niños por lo que tiene de aventurera, pero mejor si tienen más de diez años y/o están acostumbrados a los senderos de montaña.
Encontrarás esta maravilla entre Denia y Jávea, pudiendo acceder a ella por cualquiera de las dos localidades. Pero es aconsejable hacerlo por Denia si vas con peques, la otra ruta, espectacular también, resulta más difícil y peligrosa.
La Cova Tallada está dentro del Parque Natural del Montgó y desde hace un par de años es necesaria reserva previa para acceder. Esta medida se tomó para preservar un entorno frágil que lleva allí desde hace siglos, pero que el turismo de masas amenazaba con destruir. La reserva solo es necesaria del 15 de junio al 15 de septiembre, por lo que si vas fuera de esas fechas la visita es libre. Y no es una mala opción ir antes o después de la temporada alta, menos gente y buena temperatura asegurada.
El acceso a la senda es por la carretera de Les Rotes, justo al final hay un parking que en verano se llena (otra razón para ir antes o después). Desde allí ya puedes seguir las indicaciones, que te llevarán en primer lugar a un repecho pronunciado al que hay que echarle ganas. Te aseguro que vale la pena el esfuerzo porque al llegar a la Torre del Gerro encontrarás unas vistas alucinantes del entorno.
A partir de aquí, todo es en bajada, pero no quiere decir que resulte fácil. Al contrario, es el tramo en el que tienes que poner más atención a los niños, la escalera es empinada hasta llegar al sendero de tierra. El camino es estrecho, con cuerdas y escalones en algún sector para hacerlo más llevadero. De las vistas mejor no hablar, al verlas me entenderás.
Cuando llegues a la cueva, inmediatamente te envolverá su magia. Este lugar único se utilizó desde el siglo doce al catorce como cantera para obtener la piedra tosca, material de construcción emblemático de la zona. Sin ir más lejos, el Castillo de Denia o la Basílica de San Bartolomé, en Jávea, la lucen hasta el día de hoy. Se extraía a mano y se cargaba en barcos para su distribución.
Una vez dentro, solo queda disfrutar en familia de esta maravilla, ya sea nadando, haciendo snorkel o investigando con linterna frontal hasta el fondo. Siempre con mucho cuidado porque obviamente la roca mojada es muy resbaladiza.
Existe la opción de llegar en kayak, propio o a través de operadores autorizados. Si el kayak es tuyo, también tendrás que solicitar el permiso correspondiente. No están permitidas otro tipo de embarcaciones.
Entre el pequeño pueblo de Tibi y Jijona existe un embalse que atrae a muchos senderistas cada año. El pantano de Tibi es uno de los más antiguos de Europa, nada menos que de 1.594, y aún está en funcionamiento. En su momento fue una de las construcciones hidráulicas más importantes del continente y hoy en día sigue garantizando el agua de riego para la huerta de Alicante.
A los niños les impresiona mucho su altura, 46 metros mide la pared de la presa, y en época de lluvias las caídas de agua molan un montón. Es un bonito paseo para disfrutar en familia y pasar un día agradable en un entorno de gran valor paisajístico.
La ruta puede hacerse de forma circular o en dos partes, volviendo sobre tus pasos después de ver la parte alta de la pared del embalse. Si vas con niños pequeños creo que es mejor así, y si se cansan, puedes volver otro día a ver el resto.
Para llegar hay que tomar la A7 dirección Castalla y salir en la estación de servicio junto al Mesón Maigmó. A la izquierda ya verás la carretera, señalizada, que lleva al pantano. Puedes seguir por ahí hasta encontrar una valla que impide el paso y aparcar a un lado del camino o en el pequeño parking habilitado.
El recorrido es muy fácil y cómodo, y consiste en un tramo por carretera asfaltada con algo de pendiente y unas vistas soberbias. Luego aparece un sendero montaña a través, muy corto que lleva directamente a la parte superior del embalse. Al llegar te encontrarás con una cadena que corta el paso y un cartel que prohíbe el acceso a la pared del pantano. Aunque mucha gente no le hace caso, pasa por encima de la cadena, cruza la pared y baja por las escaleras excavadas en la piedra, no te lo aconsejo.
Sí puedes parar un rato a almorzar y hacer unas fotos chulísimas para luego volver a la carretera por el mismo camino. Una vez en ella, tan solo hay que continuar recto para ver la parte de abajo, atravesando varios puentes. Son anchos pero sin barandilla, así que ojo con los peques, siempre de la mano.
Una vez llegado a la caseta de la presa, ya podrás ver la imponente pared del pantano de Tibi al completo. Es un espectáculo majestuoso contemplar este lugar construido hace tanto tiempo de forma manual, ya que no existía la maquinaria que hay ahora. Una tarea ímproba que cuesta trabajo imaginar.
Volviendo a la costa, te recomiendo una ruta fácil y relajada para disfrutar en familia, la del Faro de Albir. Un sendero totalmente asfaltado de casi 5 km ida y vuelta, con una leve pendiente y apto para carritos, patines, bicis, sillas de ruedas y perros. Resulta muy gratificante andar por la montaña de cara al mar, es una combinación perfecta para los sentidos.
Tienes que llegar hasta la población de Alfaz del Pí y seguir las indicaciones del Parque Natural de la Sierra Gelada, muy cerca de la playa del Albir. Donde se inicia la ruta hay un parking, una caseta de información, un pequeño merendero cercano (sobre todo para el regreso), y baños.
El primer tramo del camino se hace a la sombra de una pinada donde, con suerte, los niños podrán ver alguna ardilla trepando por las ramas. A 500 metros ya encontrarás el primer mirador, donde tendrás la preciosa bahía de Calpe a tus pies enmarcada por las montañas y el Peñón de Ifach.
Un poco más adelante aparece un túnel que atraviesa la montaña y permite cambiar de vertiente. Otro mirador te ofrece una panorámica espectacular de la ciudad de Altea y algo más arriba ya podrás ver el faro.
Aquí cambia el paisaje, se vuelve más agreste, con presencia de plantas aromáticas como la lavanda o el tomillo. También resulta muy interesante ver en la roca desnuda fósiles de moluscos extinguidos hace millones de años. Durante toda la ruta hay carteles informativos muy completos sobre la flora y las rocas. En otros se señalan los puntos para tomar las mejores fotos que luego poblarán Instagram.
Poco antes de llegar al faro se encontraba una antigua mina de ocre, explotada desde los fenicios hasta el siglo veinte. Aún se puede ver el color rojizo de las rocas, que contrasta con el azul del mar. En esa zona hay varios desvíos hacia la montaña para seguir explorando, pero ya sin ningún tipo de vehículo.
El último mirador es un fantástico balcón sobre el Mediterráneo y los imponentes acantilados de Sierra Gelada, a casi 400 metros de altura, impresionante!
El Faro de Albir domina un entorno realmente privilegiado. Y es muy antiguo, se inauguró en 1.853, así que lleva ya casi 160 años de historia. Actualmente funciona en él un Centro de Interpretación con sala de exposiciones, abierto de martes a domingo. Está situado sobre la Punta Bombarda y a pocos metros podrás ver las ruinas de la torre del mismo nombre, desde donde se vigilaban las incursiones piratas.
Se baja hasta el Albir por el mismo camino y allí puedes aprovechar para que los niños disfruten de los muchos parques infantiles que hay en la playa.
Un día estupendo para disfrutar en familia, acompañado por la brisa del mar y el panorama perfecto de la costa alicantina.
Una de mis rutas preferidas es la subida al Montcabrer desde Agres. Es un poco más cañera que las anteriores, ideal para hacer con niños ya acostumbrados a la montaña y de 6 años en adelante. Pero te aseguro que valen muchísimo la pena las 5 o 6 horas que pasarán allí.
El Montcabrer es el tercer pico más alto de Alicante, 1.390 metros, y el primero en altitud de la Sierra de Mariola. La ruta tiene varios alicientes, el primero de ellos las fantásticas cavas o neveros que se pueden ver y que les encantan a los peques. Otro es la nieve, que cae pocos días al año pero que le confiere un toque especial a esta montaña.
La ruta comienza en el pequeño pueblo de Agres, en la cara norte de la Sierra de Mariola, en la comarca del Comtat. Puede dividirse en dos partes, la primera llega hasta el refugio, cerca de donde están las cavas. La segunda es la que te lleva a la cima, al punto geodésico del Montcabrer, sumando 16 km de recorrido ida y vuelta.
Puedes hacer solo la primera parte, solo la segunda subiendo con el bus hasta el refugio, o la ruta completa. Todo dependerá del estado físico, la edad y las ganas de los participantes. Yo la hice hasta la cima con toda la familia, incluido mi perro, y resultó ser una experiencia fantástica e inolvidable.
La senda asciende hacia el refugio a los pies del Santuario de la Verge del Castell, no tiene pérdida ya que está perfectamente señalizada. La subida es constante, en medio de una pinada, pero como va zigzagueando no resulta tan dura. La presencia de aromáticas, tan habituales en la Sierra de Mariola, te acompaña en el ascenso. Hay de todo: tomillo, lavanda, salvia, manzanilla, romero, además de muchas variedades de insectos atraídos por las plantas.
Tras 3,5 km de subida llegarás por fin al refugio y podrás descansar antes de ver las cavas. Estas curiosas construcciones datan del siglo dieciséis y estuvieron funcionando hasta el veinte. Surgieron de la necesidad de acumular nieve y luego transportarla en forma de hielo a pueblos y ciudades como método de conservación. Estos neveros formaban parte de una red perfectamente estructurada y son un ejemplo muy valioso de la arquitectura popular.
A partir de aquí, el camino comienza a llanear y también es el punto en el que empezarás a ver la cima del Montcabrer. Aquí ya se pueden apreciar las magníficas vistas sobre la comarca porque la vegetación es más escasa. Poco a poco aparece la última subida, un tramo de ascenso bastante pronunciado que te hará entrar en calor.
Finalmente estarás en la cima, donde el panorama es insuperable: desde la Font Roja hasta la ciudad de Valencia y la Sierra de la Calderona. Ver el Mediterráneo desde 1.390 m de altura es una sensación única, sobre todo si hay nieve en la montaña.
Llegó la hora de repostar y plantearse el descenso, que puedes hacer por el mismo camino o por la pista forestal que sale al lado de la Cava Gran. Por la pista es un poco más largo, pero con menos pendiente, las vistas serán otras y llegarás al mismo paraje del santuario.
Una excursión estimulante para disfrutar en familia y que deja un recuerdo imborrable.
Practicar senderismo con niños en la única isla habitada de la Comunidad Valenciana es perfectamente posible. Eso sí, tendrás que tirar de cartera para llegar, pero el balance gasto-disfrute siempre será positivo.
La diminuta isla de Tabarca es en realidad un archipiélago formado por cuatro islotes, el mayor de los cuales es la Isla Plana, donde se asienta la población. Se puede ir en barco desde diferentes puntos de la costa, pero el trayecto más corto es partiendo de Santa Pola, menos de media hora para salvar 4 millas náuticas. Los perretes son bienvenidos a bordo siempre que estén bien educados, no lo olvides.
En verano recibe muchísimos turistas al día, e incluso unos cuantos que pernoctan en la isla, por eso siempre es mejor visitarla antes o después del auge de la temporada. Y si puedes, evita los domingos.
La ruta de senderismo a la que me refiero es muy sencilla y bonita a la vez. Un recorrido circular de unos 3 km, apto para niños, aunque a los bebés es necesario llevarlos en mochila. Mucha protección solar en todas sus variantes resulta imprescindible, no hay sombra en el camino. Si vas en primavera u otoño, alguna prenda para protegerse del viento tampoco viene mal.
La ruta por el llamado Campo de Tabarca se inicia en el Puerto de la Caleta, donde llegarás con el barco. Aunque puedes ir en ambas direcciones, a mí me gusta empezar por la abrupta costa norte, camino a la Punta Falcó. La escasa vegetación y la orografía plana hacen que en cada momento tengas una panorámica completa de la isla y del mar.
Siguiendo el trazado costero, dejarás atrás el pequeño cementerio hasta llegar a Punta Falcó, un entorno agreste frente al Islote de la Nao. Desde allí se avanza por la costa sur, superando el cementerio a la derecha, y al poco rato encontrarás un desvío que lleva al Faro de Tabarca y a la Torre de San José.
El sendero te vuelve a dejar en la costa sur donde verás que las playas son menos abruptas y más amplias. Allí mismo está la playa de la Galera, uno de los pocos enclaves vírgenes que quedan en Levante. El sitio perfecto para disfrutar en familia de un chapuzón, si el tiempo lo permite o para practicar snorkelling, una de las actividades favoritas en Tabarca.
Desde allí el sendero continúa en dirección oeste hasta llegar a la Ciudadela amurallada de San Pablo. En este punto se puede comenzar la visita de la zona monumental propiamente dicha, un paseo muy agradable por el corazón de la isla.
Es un sitio muy turístico pero a la vez no ha perdido su esencia marinera y mediterránea. Como te dije antes, puedes volver en el día o quedarte a pasar una o varias noches, eso ya depende de ti.
Pero seguro que te encantará haber conocido los espectaculares paisajes que nos regala esta pequeña joya tan cercana.
Esta es una sencilla ruta de senderismo para conocer un magnífico monumento natural en la cara norte de la Sierra de la Xortá. Se trata de dos arcos de grandes dimensiones esculpidos en la roca y formado por la lenta disolución de la caliza.
El sendero es de baja dificultad, tiene cerca de 8 km en total y puede hacerse en cualquier época del año, aunque te recomiendo la primavera por la variedad de plantas y flores. Para comenzarlo, tienes que dirigirte al km 7 de la CV-752, que comunica Táberna con Castell de Castells, en la Marina Alta. A un lado de la carretera verás un pequeño camino junto al panel informativo que marca el inicio de la ruta y allí podrás dejar el coche.
Al principio es una senda de tierra pero pronto se convierte en asfalto algo maltratado que atraviesa una zona especialmente silenciosa y solitaria. Seguirás caminando entre terrazas de almendros (espectaculares cuando están en floración), olivos y algarrobos. Hay muchos carteles que indican cuánto falta para llegar a los arcos, así que no tiene pérdida. El último tramo de subida se realiza por senda, con un par de trepadas muy sencillas y cortas.
Cuando los arcos aparecen ante ti, lo primero que sorprende es el gran tamaño que tienen, su aparente fragilidad y la sensación de estar en un lugar único, especial. Los niños (y mayores), se quedan con la boca abierta ante el espectáculo, es algo muy diferente a lo habitual. Puedes aprovechar para hacer un descanso en la base y reponer fuerzas para el regreso.
Ten en cuenta que el lugar es escarpado y justo detrás hay una caída importante, así que mucho ojo con los peques y las mascotas.
Después de bajar unos metros por donde subiste, debes tomar el sendero que baja del valle para regresar. La dirección es Penya Escoda y merece la pena detenerse en este lugar con magníficas vistas a la Serrella.
El resto del camino es una senda idílica entre almendros, carrascas y casas de campo, un paisaje ideal para disfrutar en familia de un día perfecto.
Hasta aquí las ocho rutas de senderismo con niños en Alicante que te traigo hoy. Pero como siempre digo, hay muchas más en una provincia llena de paisajes maravillosos.
Algunas de ellas las podrás encontrar en Super Guía Viajera. No dejes de recorrerlas con ellos y vivir juntos la experiencia de la naturaleza, siempre te lo agradecerán. ¡Nos vemos pronto!
Me llamo Cristian Goldberger y soy un viajero empedernido. Desde niño siempre he soñado con viajar y compartir mis experiencias con todo el mundo. Tras cursar una Licenciatura en Turismo, he viajado, vivido y trabajado a ambos lados del charco. Como guía oficial del Parque Nacional de Aigüestortes y Lago de San Mauricio tengo debilidad por las montañas y la naturaleza. ¿Si pudieras, te pasarías la vida viajando? Yo, desde luego que sí.
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