¿Has pensado alguna vez en la cantidad de cosas que pueden hacerse en la costa de Lisboa? No todo el mundo se imagina que es posible combinar la visita a una preciosa capital europea con el disfrute de las playas.
¡Y qué playas! La variedad es enorme y para todos los gustos, con la ventaja de contar con una temperatura agradable de mayo a octubre. Eso sí, olvídate de las cálidas aguas mediterráneas, hablamos del Atlántico, más frío pero increíblemente bello. Sobre todo cuando golpea los acantilados de la costa de Sintra o te regala las mejores olas para surfear en Caparica.
Si bien no podemos hablar estrictamente de “playas de Lisboa”, que está bañada por la desembocadura del Tajo, resultan tan cercanas a la capital que parecen pertenecerle.
Pregúntale a los lisboetas, que en cuanto calienta el sol aparecen en las paradas de autobús o tren con la toalla al hombro por lo sencillo que es llegar a ellas.
Si tienes pensado escaparte a la maravillosa capital de Portugal esta primavera o verano, reserva un par de días para sumergirte en la costa de Lisboa.
Una experiencia de lo más gratificante que probablemente te llevará a repetir.
Sin duda, las playas de la Costa de Estoril son las más famosas. Y las más concurridas, claro.
Es muy fácil para cualquiera que viva o pase por Lisboa acercarse a alguna de las más de 15 playas que se encadenan hasta Cascais. La Marginal es la carretera costera que, con preciosas vistas, te lleva a ellas si tu opción es ir en coche.
Pero si lo quieres más fácil, y de paso te olvidas de los atascos, puedes tomar el tren que sale de la estación Cais do Sodré.
Como te dije antes, hay playas para todos los gustos. Si lo que te apetece es algo tranquilo y familiar, Praia da Torre puede ser una buena opción a la sombra de un fuerte. Está muy cerca de la más grande y famosa, Carcavelos, con enormes olas que la hacen ideal para surfear y tiene el consiguiente ambientillo que acompaña a los jóvenes. Mucha marcha, muchas atracciones turísticas y mucha gente, pero fuera de la temporada alta es fantástica.
Un poco más adelante, San Pedro do Estoril ofrece también buenas olas pero algo menos de público y está más cerca de la parada del tren.
Ya en el mismo Estoril, la Praia do Tamariz, justo frente al Casino, es la opción preferida de las familias. Aguas tranquilas, buenas instalaciones y hasta piscinas que aparecen con la marea pasando el espigón. Perfecta si vas con niños.
A poca distancia de Cascais, las playas de Duquesa y Conceiçao poseen los arenales más grandes y por lo tanto son enormemente populares en verano. Absolutamente recomendables.
Una playa muy pintoresca, diminuta y recogida, es la de Rainha, rodeada de acantilados. Aunque la más famosa, que sale en las postales de Cascais, es la Praia da Ribeira, situada directamente frente al puerto pesquero. Un enclave pequeño pero muy bonito, también frecuentada por familias.
Unos 5 km al norte, donde ya no llega el tren, se encuentra Praia do Guincho, una de las más famosas de Portugal. Paraíso de los amantes del surf, windsurf y bodyboard, es completamente diferente a lo que vimos hasta ahora.
La playa forma parte del Parque Natural Sintra- Cascais. Es amplia, con un arenal que se mueve constantemente a causa del viento, muy apreciada por los deportistas y con un gran ambiente. No hay chiringuitos ni servicios, pero sí un camping y un hotel cercanos. Puedes llegar desde Cascais en coche, autobús o en bici (gratuita), a través de una popular ciclovía.
Como puedes ver, la costa de Lisboa tiene mucho más que paisajes bonitos, es todo un destino vacacional en sí mismo. Y eso que acabamos de empezar.
Cuando cruzas el Tajo a través del majestuoso Puente 25 de Abril y llegas a su orilla sur, todo cambia.
A partir de la pequeña población llamada Costa da Caparica, se inicia un arenal de 30 km que lleva el mismo nombre. Más de 56 playas se suceden sin interrupción en esta maravilla de la naturaleza, frecuentada sobre todo por los nativos.
Puedes llegar a este paraíso en ferry desde Belem, en autobús o en coche, sin olvidar que la moto también es ideal para estos menesteres. Y por supuesto, hay un tren, el Transpraia, que une las distintas playas con parada en 23 de ellas. Sale desde Costa da Caparica y es una opción divertida, aunque si vas en tu propio vehículo verás que todas tienen parking.
Las diferentes playas en realidad son una sola, el nombre varía según el concesionario que las explota. Y muchas veces cambiarás de playa sin darte cuenta, aunque esto no tenga demasiada importancia.
Abundan las escuelas de surf y los aficionados dispuestos a domar las formidables olas del Atlántico. Pero no solo de surferos vive Caparica, hay cabida para todo tipo de deportes náuticos y de playa, se llame vóley o fútbol.
Por la noche la animación no decae, los bares de moda abundan en la mayoría, sobre todo en Praia da Morena y Praia da Sereia. Para ir en familia mejor optar por la do Castelo, do Rei y da Rahina. No faltan las nudistas, como Bela Vista, o Praia 19 para encontrar ambiente gay.
Es difícil destacar alguna, todas tienen buen rollo, grandes extensiones y mucho sitio para disfrutar sin agobios de la costa de Lisboa.
¿Cómo es posible encontrar el arenal más largo de Europa libre del urbanismo salvaje? Aquí está el truco, en su mayor parte está integrado en el Área de Espacio Protegido “Arriba Fóssil”, que ha sido la mejor garantía para preservarlo.
A medida que bajas hacia el sur, el paisaje se vuelve más salvaje y auténtico. A medio camino, siguiendo la costa, la tranquila Lagoa de Albufeira ofrece sus aguas mansas y protegidas en medio de un precioso paisaje natural.
¿Quieres saber la mejor parte? Al final de la ruta del Transpraia está Fonte da Telha, una encantadora población entre acantilados y con una fabulosa playa de 5 km. Sigue manteniendo las características de su origen como aldea de pescadores, aunque muchos lisboetas tienen aquí su segunda residencia y prácticamente no te encontrarás con turistas extranjeros. Es el perfecto contrapunto a la otra cabecera, Costa de Caparica, una ciudad anodina típicamente vacacional.
Capítulo aparte es la gastronomía, excelente en todo el país y especialmente en esta costa donde el producto del mar es el rey. Y a precios mucho más razonables que en zona de Cascais y Estoril.
Si lo que quieres es conocer playas idílicas que te harán pensar en el caribe, pon rumbo a Setúbal. Es que en ese distrito está situado el Parque Natural de la Sierra de Arrábida, un verdadero paraíso que pocos extranjeros visitan, inexplicablemente a mi juicio.
Sus playas, conocidas como el Porthino da Arrábida, son arrebatadoras y quizás las más bonitas de Portugal, con permiso del Algarve, y discurren entre Setúbal y Sesimbra. Puedes imaginarte el panorama de arenas blancas, aguas color turquesa y las montañas cubiertas de bosque como telón de fondo, a unos 40 minutos de Lisboa. ¿Increíble, no?
Lo que te recomiendo es ir en coche, hay transporte público pero no tan sencillo como para otras zonas. Y además, la carretera tiene un plus, es la Estrada de Escarpa, una de las más escénicas del país.
Te aconsejo que cruces Setúbal y te acerques a las playas para disfrutarlas al máximo, la primera es la del Albarquel y se puede llegar caminando desde el centro de la ciudad. Esta facilidad hace que no sea la mejor de todas, pero ya puede intuirse el color del agua que promete Arrábida.
La segunda playa es la de Figueirinha, la más familiar de todas, muy frecuentada por los setubalenses y con todos los servicios. Posee el arenal más extenso de la zona, el agua un par de grados más caliente que en las siguientes playas y árboles que invitan a hacer picnics bajo su sombra. Ideal para ir con los peques, porque el mar también es más calmado que en otras zonas.
La Praia do Galápos es la primera de las “de postal” que vas a encontrar. Se trata de una cala protegida del viento gracias a la sierra, que te hace dudar de si estás de verdad en el Atlántico. Hasta que pones un pie en el mar, claro, porque la arena es tan blanca y el agua tan turquesa que parece haberse trasladado al caribe. Para llegar hay que bajar unos cuantos escalones, pero que no te detengan, es preciosa y te recomiendo llevar unas gafas de snorkel para ver las especies marinas autóctonas.
Justo al lado de esta maravilla llegarás a la playa que fue elegida la mejor de Europa en 2017: Praia do Galapinhos. Un paraíso también protegido del viento al que se puede llegar caminando desde la anterior cuando hay marea baja. La espesa vegetación que la ampara hace el resto para que resulte inolvidable.
Un poco más al sur, la Praia dos Coelhos es la que permanece más salvaje y solitaria, aunque tiene difícil acceso. Si buscas soledad, tanto ésta como las siguientes son perfectas. Las calas de Anicha y Monte Branco son fantásticas para el buceo, con unos fondos repletos de biodiversidad. Te parecerá mentira estar en la costa de Lisboa, a tiro de piedra de una capital europea.
Praia de Creiro es, posiblemente, la joya de la corona entre tantas gemas. Un arenal extenso entre las calas que mencioné antes y el Portinho de Arrábida que posee la arena más blanca que te puedas imaginar. Hay aparcamiento (de pago), vigilancia y hasta restaurante en la misma playa. No es la más salvaje, pero sí una de las más bonitas.
Cuando llegues a Portinho de Arrábida te encontrarás con un paisaje de ensueño: un diminuto pueblo de pescadores recostado en la bahía, rodeado por el verde de la sierra. El color del agua es espectacular y la playa, un largo y blanco arenal, está considerada una de las más bonitas de Portugal. Que con más de 900 km de costa, tiene playas para dar y regalar.
Es el reino del submarinismo, pero mucho cuidado con la pesca submarina porque está prohibida. El fondo del mar también forma parte de la Reserva Natural, afortunadamente. Si quieres pescado, un par de restaurantes especializados te darán la bienvenida.
Las siguientes playas, Pilotos y Alpertuche, aparecen y desaparecen según marque la marea. Pequeñas y deliciosas, bien merecen una visita.
La última de esta ruta es la de Penedos, conocida como la Praia do Inferno, aunque se parece mucho más al paraíso.
En el distrito de Setúbal también está Sesimbra, un precioso pueblo de pescadores que se inclina sobre la bahía con sus casas tradicionales. A un lado y a otro, dos estupendas playas la enmarcan, California y Ouro, ambas reconocidas como seguras e ideales para disfrutar en familia.
Pero también guarda su joya escondida, la increíble Ribeira do Cavalo, una espectacular bahía rocosa a la que ninguna foto le hace justicia. Llegar no es fácil, te tocará hacer una senda de 1km, dificultad media, siempre en bajada o pagar unos 10€ por cabeza para ir en barco. Dicen los expertos que es el mejor lugar de Portugal para practicar snorkel, así que ya sabes, si te animas deberás ir bien equipado con tu traje de neopreno. De lo contrario no aguantarás mucho tiempo bajo el agua, está realmente fría.
¿Sabes cuál es el resultado final? Una experiencia fantástica en estos paraísos que conforman la costa de Lisboa, tan cerca de la ciudad como para hacer planes de un día.
Y seguramente repetir, porque Portugal es casi una provincia más de España en cuanto a cercanía, con mucha diversidad paisajística para todos los gustos.
¡Hasta el próximo post!
Me llamo Cristian Goldberger y soy un viajero empedernido. Desde niño siempre he soñado con viajar y compartir mis experiencias con todo el mundo. Tras cursar una Licenciatura en Turismo, he viajado, vivido y trabajado a ambos lados del charco. Como guía oficial del Parque Nacional de Aigüestortes y Lago de San Mauricio tengo debilidad por las montañas y la naturaleza. ¿Si pudieras, te pasarías la vida viajando? Yo, desde luego que sí.
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