En el último capítulo de nuestro viaje por Osaka, quiero hablarte de las dos zonas que nos quedan por recorrer, el este y el oeste. Con algunos puntos de referencia diametralmente opuestos: el castillo de Osaka en uno, y los Universal Studios Japan en el otro.
Completamente diferentes, pero con mucho interés en ambos casos. Es como si en una misma ciudad convivieran dos países distintos: el Japón del shogunato y el de la tecnología punta. Un atractivo más de este lugar adictivo, donde puedes irte de marcha, de compras o de templos según te hayas levantado ese día.
Como vengo comentando en los dos artículos anteriores, un viaje a Osaka es mucho más que el simple recorrido a vuelo de pájaro por una ciudad. Esta megalópolis de más de veinte millones de habitantes, pide a gritos que te quedes unos días para poder saborearla. Curiosamente, muchos de los repetidores de Japón, vuelven a ella después de la primera vez y no se conforman con la agotadora visita de medio día desde Kyoto.
Lo de saborearla se le ajusta como anillo al dedo, la gastronomía es uno de sus principales reclamos, así como el talante de sus habitantes. El lado canalla de la ciudad tiene también mucho tirón, aunque lo que los japoneses consideran peligroso no suele serlo para un occidental viajado. Eso añade un poco de picante en un país que, por lo general, resulta muy seguro y nada sorpresivo.
Las dos últimas zonas que quedan por comentar son tan imprescindibles como las anteriores, pero muchos las desconocen por falta de tiempo. Espero que no sea tu caso y que estos artículos te ayuden a completar un estupendo viaje por Osaka, de esos que no se olvidan.
Más allá de ser el centro comercial y motor económico de Kansai, el símbolo de la ciudad reside en su castillo. Situado en el distrito de Chuō, es una de las principales atracciones turísticas de Osaka.
Cerca de tres millones de personas lo visitan cada año, lo que lo convierte en el número uno de los castillos japoneses. Enclavado en un parque de 106 hectáreas, en plena zona céntrica de la ciudad, atravesar sus muros es adentrarse en el Japón feudal de la época del shogunato.
El edificio principal, llamado torreón o tenshukaku en japonés, tiene una movida historia de construcciones y reconstrucciones, ligada a las guerras intestinas. Lo mandó erigir el poderoso señor feudal Toyotomi Hideyoshi en 1583, con la intención de convertirlo en la mayor fortaleza de Japón.
Después de su muerte, fue destruido completamente por otro señor feudal, más poderoso aún, Tokugawa Ieyasu, cuyo clan lo reconstruyó después de unos años. Pero la mala suerte seguía persiguiendo al edificio, que fue alcanzado por un rayo en 1665, y se quemó hasta los cimientos. Cosa normal, ya que estaba hecho enteramente de madera.
Pasaron muchos años hasta que se acometió su reconstrucción, que no deja de ser muy curiosa, ya que se fusionaron los estilos de ambos clanes. Sin embargo, el resultado es magnífico, a pesar de lo históricamente impensable de la solución. Se hizo en 1931, y en 1997 fue retocado nuevamente.
Exteriormente parece tener 5 pisos, pero en realidad son 8 y pueden visitarse. Vaya por delante que, como en muchos castillos japoneses, el impacto a la vista es deslumbrante y el interior decepciona un poco. Todo él es un museo donde se recrean diversos aspectos de la vida en la época del shogunato.
En la última planta, una plataforma de observación a 50 m de altura, te permite contemplar la magnífica vista del parque y la ciudad desde todos los ángulos. La mayoría de la gente hace cola delante del ascensor durante mucho tiempo, y luego baja admirando piso por piso las exhibiciones del museo. Casi es mejor hacerlo al revés para evitar la espera e ir subiendo poco a poco hasta el observatorio. Luego podrás bajar con toda tranquilidad en un ascensor vacío.
Las impresionantes murallas que rodean el recinto dan fe de su intención de convertirse en una fortaleza inexpugnable. Algunas de las piedras que las forman, pesan más de una tonelada y se conocen con el nombre de megalitos. Hay varias construcciones de gran valor cultural dentro del perímetro, como entradas, puertas y atalayas.
Pero el otro gran protagonista es el parque que rodea a la torre.
A estas alturas, ya sabes que el amor de los japoneses por los parques es una parte importantísima de su cultura. El del Castillo de Osaka, convertido en el gran pulmón de la vida ciudadana, no es una excepción.
Por supuesto, flores y plantas son las grandes protagonistas, pero no las únicas. El parque cuenta además con un campo de béisbol, una ruta de jogging, un auditorio cubierto y otro escenario al aire libre, entre muchas cosas. Esto lo ha convertido en un lugar ideal para desconectar y practicar deporte al aire libre en medio de la ciudad.
Es uno de los mejores sitios para contemplar el hanami, cuando los casi tres mil árboles de cerezo florecen. En uno de sus jardines, Nishinomaru, se encuentra el ejemplar que se utiliza para hacer la «declaración oficial» de inicio de la floración en Osaka. Tal es la importancia que tiene para sus habitantes este pequeño milagro de cada primavera, que además llena la ciudad de turistas.
También hay una gran cantidad de ciruelos, alrededor de mil trescientos ejemplares, que combinan floraciones tempranas y tardías. Por eso, desde enero a marzo, se pueden encontrar árboles cuajados de flores.
Así que ya sabes, no puedes perderte este parque, el segundo más grande de la ciudad, para entender mejor cómo se vive en Osaka.
Además de gran cantidad de industria relacionada con el puerto, la bahía tiene varias zonas bien diferenciadas. Una es la comercial y de ocio, Tempozan Harbor Village, otra la de negocios, Cosmoquare, y, por último, la de entretenimiento de Universal Studios Japan.
Si tu viaje a Osaka es con niños, el Tempozan es el lugar perfecto para disfrutar con ellos. Se trata de un complejo con infinidad de opciones de ocio dirigidas a toda la familia, entre los que destaca otro de los símbolos de Osaka, el acuario conocido como Kaiyukan. Es uno de los más grandes del mundo, con 16 salas de exhibición y 27 tanques.
Aquí se pueden ver algunos de los peces del Pacífico que aún no se han comido los japoneses, en sus diferentes ecosistemas marinos. También un tiburón ballena de gran tamaño, que nada a salvo de los arpones en el tanque central. Tratándose de una ballena y en Japón, ya puede agradecer su suerte.
Otra de las grandes atracciones es la Noria Tempozan. Con 112 m de altura y 100 m de diámetro, sus 60 cabinas ofrecen unas vistas espectaculares de la bahía. La iluminación nocturna es muy divertida, porque anuncia la previsión del tiempo con colores: naranja para el sol, verde para nublado y azul para lluvia.
Dentro del complejo hay, cómo no, un callejón gastronómico al estilo de la Osaka de los 60′, como un pequeño parque temático de comida. Su nombre es Naniwa Kuichinbo Yococho, pero no hace falta que lo memorices, es muy sencillo de encontrar.
Ideal para los que disfrutan probándolo todo, está lleno de pequeños locales donde degustar las especialidades de Osaka. Desde los famosos buñuelos de pulpo, takoyaki, a las gyozas más crujientes y apetitosas. Imposible no pasar por aquí a ponerse morado, como si fueran tapas, pero en japonés.
Muy cerca, el Osaka Culturarium, obra del famoso arquitecto osakeño Ando Tadao, con sus fantásticas formas puras típicas del creador. Y una posibilidad nada desdeñable, la de moverte por la zona tanto en ferris como en los pequeños shuttles Captain Line, para ir por ejemplo hasta los Universal Studios.
Los estudios están en la isla Sakurajima y hay un trasiego constante de barcos de Tempozan hacia ella. Sin duda, constituye una de las mayores atracciones para los viajes en familia, sobre todo desde que se abrió el Super Nintendo World, con Mario a la cabeza. Otra de las zonas favoritas es la de Harry Potter, pero hay infinidad de propuestas, divididas en zonas temáticas.
Muchas películas están presentes, como Regreso al Futuro, Spiderman o Parque Jurásico, para los nostálgicos, con toda la potencia de los grandes estudios norteamericanos. En resumen, diversión para todos y a lo grande.
Como puedes comprobar, un viaje por Osaka tiene absolutamente de todo. Desde la última tecnología hasta la historia del Japón más sanguinario, en medio de una ciudad trepidante y llena de contrastes.
Si tu intención es conocer Japón, no te pierdas todo lo que puede ofrecerte.
¡Buen viaje!
Me llamo Cristian Goldberger y soy un viajero empedernido. Desde niño siempre he soñado con viajar y compartir mis experiencias con todo el mundo. Tras cursar una Licenciatura en Turismo, he viajado, vivido y trabajado a ambos lados del charco. Como guía oficial del Parque Nacional de Aigüestortes y Lago de San Mauricio tengo debilidad por las montañas y la naturaleza. ¿Si pudieras, te pasarías la vida viajando? Yo, desde luego que sí.
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