¿El SoHo neoyorquino es tan cool como dicen todos? La respuesta es sí. En una ciudad tan sorprendente, con una energía desmesurada e incontenible que nunca decae, este barrio es sin duda, el más atractivo.
Su nombre es un acrónimo de South of Houston Street, la ubicación real del barrio, al sur de la calle Houston. Es el núcleo bohemio de NYC, donde se da rienda suelta a la creatividad y pasear por sus calles se convierte en toda una visita turística.
Muchas caras famosas lo han elegido como lugar de residencia, como David Bowie, que vivió aquí hasta su fallecimiento. Justin Timberlake y Rihanna alardean de sendos lofts que quitan el hipo, y no son los únicos. Resulta bastante habitual cruzarse con celebrities mientras recorres el SoHo neoyorquino.
Así que, mitómano, ya lo sabes, siempre tiene que haber lugar para fotos en tu móvil porque puedes perderte la instantánea de tu vida si está la memoria a reventar. Imagina que te topas con Dakota Fanning, Alicia Keys o Daniel Radcliffe al volver una esquina y no puedes inmortalizarlo. Solo pensar en la cantidad de likes que te daría sonreír junto al mismísimo Harry Potter en el insta, es para tomar todas las precauciones, ¿no?
No solo lo necesitarás para el famoseo, hay mucho que fotografiar en este rincón de la Gran Manzana. Este barrio chic, cosmopolita y a la última, no fue siempre así, de hecho, su historia es muy curiosa.
En la primera mitad del siglo XIX era la zona residencial más densamente poblada de la ciudad, hasta que unas décadas más tarde cambió su perfil. Se transformó en un área industrial llena de fábricas y almacenes, donde trabajaban en malas condiciones los inmigrantes europeos. Pero esto también volvió a cambiar cuando se abandonaron los locales y las empresas salieron fuera de Manhattan.
En los años 60 estuvo a punto de desaparecer, pero imperó el criterio conservacionista, sobre todo por la peculiar arquitectura que atesora. Fue a partir de entonces cuando empezó su gran transformación, primero con la llegada de artistas, atraídos por los enormes locales (lofts), a bajo precio. En poco tiempo, se convirtió en la meca de la comunidad artística de Manhattan, llenándose de galerías de arte. Éstas, a su vez atrajeron a gente con pasta y, otra vez, todo cambió.
Es lo que se conoce como gentrificación, el SoHo neoyorquino subió en la escala socioeconómica muy rápidamente. Los artistas tuvieron que irse a sitios más asequibles y solo quedaron los yuppies, las boutiques y los restaurantes exclusivos. Algo que pasó y pasa en muchos barrios bohemios de incontables ciudades del mundo.
Pero esto es NYC y no puede compararse con otros lugares, porque contra todo pronóstico, la atmósfera bohemia se resistió a irse y permanece adherida al SoHo como una segunda piel.
Cada vez que visito la ciudad, me pierdo por lo menos un día en estas calles llenas de vida, donde bulle el New York más auténtico. Y donde cualquiera que haya visto cine o televisión, se siente en casa. No hay nada que se ruede en NYC que no contenga alguna escena en el SoHo, por eso es tan reconocible como tu propio barrio.
¿Nos vamos a dar un paseo?
Lo primero que te llamará la atención en el SoHo Neoyorquino, además de que las calles tienen nombres y no números, es su original arquitectura. Vistos una y mil veces en todos los medios, estos típicos edificios con escaleras de incendios exteriores, nos suenan tanto como si hubiéramos nacido aquí.
La técnica del cast iron o hierro colado, tuvo su origen en Inglaterra a finales del siglo XVIII y fue absolutamente revolucionaria. Permitía construir fachadas más ligeras que las de piedra o ladrillo, mejor ventiladas y con más ventanas, por lo que se considera precursora de los rascacielos.
También del concepto de prefabricado, porque permite la repetición del mismo modelo, ya que se hace en un molde donde se vierte el hierro colado. Esta uniformidad ha creado un espacio urbano muy homogéneo, distintivo del SoHo neoyorquino. Así que lo que se creó para abaratar costes y emplazar almacenes con gran espacio interior, terminó siendo lo más cool de la ciudad.
Algunos de los más significativos son éstos:
Cuando piensas que muchos de estos elegantes edificios estuvieron a punto de ser demolidos por la construcción de una autopista, agradeces a los que lucharon por conservarlos, son únicos.
Y de los otros, también. Porque aquí se concentra una cantidad superlativa de tiendas de todo tipo, desde las más estilosas (y caras), hasta pequeñas boutiques de autor.
La lista puede ser interminable, incluso encontrarás blogs donde te la cuentan en orden alfabético para no perder ni una. Lo interesante es que puedes optar por gastarte una millonada o acercarte a las grandes cadenas más básicas y asequibles.
En la zona de Broadway están las que no te dejan pelado, pero claro, muchas de ellas las encuentras en España, empezando por Zara, Mango o H&M. Pero también otras como Victoria’s Secret, TopShop, Hollister o Nike.
Si tu tarjeta lo permite y quieres darte un capricho (caro), alrededor de Prince y Greene St. abundan los exponentes del lujo. Nombres como Prada, Louis Vuitton, Michael Kroos, Tiffany’s o la mismísima Apple, sientan sus reales en esta zona.
Otra de las opciones, muy habitual en el resto del mundo, aunque no tanto en nuestro país, es visitar alguna de las tiendas de segunda mano del SoHo neoyorquino. Se pueden encontrar piezas únicas a precio de chollo y son ideales para los cotillas con tiempo y curiosidad.
En cuanto a los buscadores inveterados de jeans, vale la pena acercarse a OMG JEANS NYC, el mejor precio de la ciudad en estos artículos. También te recomiendo una visita a la tienda del MoMA, en Spring St., sobre todo si quieres llevarte algún souvenir original. Todos lo que tienen a la venta, como libros, camisetas o accesorios, plasman diseños de los artistas que exponen en el museo, muy recomendable.
Uno de mis lugares favoritos para comprar era Artits & Flies, y digo era porque la pandemia se lo ha llevado por delante, de momento. Una especie de mercado de jóvenes artesanos con muy buen rollo y mejores productos. Confiemos en que vuelva pronto.
Todo el barrio respira arte, urbano, moderno y vibrante. A los abundantes murales, hay que sumarle graffitis en las paredes, pintadas en el suelo y hasta frases inspiradoras en los bordillos.
Algunas galerías han tenido que migrar al cercano Chelsea, con alquileres más asumibles, pero un buen número permanecen activas en el SoHo. Una de las más importantes es Drawing Center, en Wooster St., interesantísima para todos los amantes del arte gráfico. Como te toparás con un sinfín de ellas mientras paseas por sus calles, tú mismo podrás ver y decidir cuál te interesa más, no te cortes que entrar es gratis.
Entre los museos, hay algunos muy curiosos, como el NYC Fire Museum, donde se puede ver la historia de los bomberos neoyorquinos, perfecto para ir con niños. Otro del que disfrutan mucho los peques es Color Factory, en Spring St., un recorrido alucinante y divertidísimo, ideal para instagrameros empedernidos.
En Crosby St. hay otro lugar muy recomendable, sobre todo si tienes tiempo para hacer un stop y tomarte un café. El Housing Works Bookstore Cafe & Bar, es un delicioso espacio de interés cultural y turístico, además de librería. Lo mejor es que el 100% de las ganancias se dona a la asistencia de personas enfermas y sin hogar, no te lo pierdas.
Lo pongo en el apartado artístico porque es más una «galería de libros» que una cafetería. Pararse aquí es sumamente reconfortante para los devotos del papel escrito, mucho más si sabes dónde va a parar tu dinero, ¿no?
Creo que decir que en el SoHo neoyorquino puedes comer absolutamente de todo, es aproximarse bastante a la realidad. La oferta va desde pizzerías a pie de calle, puestos de zumos y ensaladas o deliciosas pastelerías, hasta los restaurantes más caros y refinados que puedas imaginar.
En eso reside gran parte del encanto de este barrio, nadie desentona, ni el mochilero con lo justo ni la estrella del pop. Y, siguiendo la costumbre neoyorquina por excelencia, ninguno se para a mirar al otro, aunque lleve una gallina en la cabeza a modo de tocado.
Pero volviendo al tema, como comprenderás la lista de lugares donde desayunar, comer, merendar o cenar, es inagotable. La cercanía con el barrio de Little Italy hace que los restaurantes italianos abunden en cualquiera de las calles. Los franceses tampoco se quedan atrás, algunos de los más caros de la ciudad se asientan en el SoHo.
Por supuesto, no faltan las hamburgueserías y los de origen latino, incluso alguno español que no desentona nada. Aunque supongo que, si vas a New York, dejarás la tortilla de patatas para tu regreso, donde la garantía de que esté buena es bastante superior.
Como sin listas no hay paraíso, aquí van algunas recomendaciones:
No te preocupes, hambre no pasarás en el SoHo neoyorquino, tanto si quieres gastar poco como si puedes estirarte.
¡Buen viaje y nos encontramos otra vez en SUPERGUÍA VIAJERA!
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Me llamo Cristian Goldberger y soy un viajero empedernido. Desde niño siempre he soñado con viajar y compartir mis experiencias con todo el mundo. Tras cursar una Licenciatura en Turismo, he viajado, vivido y trabajado a ambos lados del charco. Como guía oficial del Parque Nacional de Aigüestortes y Lago de San Mauricio tengo debilidad por las montañas y la naturaleza. ¿Si pudieras, te pasarías la vida viajando? Yo, desde luego que sí.
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