Qué ver en Lanzarote, La Isla de los Volcanes. Tierra de fuego, lava y destrucción en armonioso contraste con rincones idílicos, playas paradisíacas y la absoluta calma.
Todo esto es Lanzarote, un baile de paisajes, una coral de sensaciones y un grandioso espectáculo de la naturaleza.
En muy poco espacio, ya que es una isla muy pequeña en extensión, te brinda una cantidad de variedad que pensarás que has visitado diferentes países o incluso planetas.
Por si no sabes que hacer, ver o visitar en Lanzarote, te voy a dar las claves para que exprimas los días al máximo y no dejes de visitar ninguna de las joyas que Lanzarote tiene para ti.
Vamos a dividir los lugares que ver en Lanzarote por zonas, la isla es pequeña y se recorre fácilmente, pero así aprovecharás los trayectos al máximo.
Empezamos por el noroestes de la isla:
Es de visita obligada entrar a la Cueva de los Verdes. Se trata de un tubo volcánico formado por las erupciones del Volcán de La Corona hace miles de años.
La visita es guiada con explicación geológica e histórica incluida.
Ya me contarás si te esperabas o no la sorpresa que te espera al final de la visita.
Puedes encontrar información sobre las entradas aquí.
Muy cerca encontramos Los Jameos del Agua.
Un jameo es un tubo volcánico en el que se le ha desprendido la parte superior.
En este caso se trata de la continuación del tubo que forma la Cueva de los Verdes.
Es una obra construida a partes iguales entre la propia naturaleza y el hombre. César Manrique, el artista lanzaroteño, muy presente en toda la isla, dejó aquí parte de su obra y su esencia.
En una armonía bellísima, conviven la lava, el agua de un lago formado por filtraciones marinas, una piscina al más puro estilo Manrique, un restaurante y un auditorio con una acústica gloriosa.
Si puedes asistir a alguno de los espectáculos que aquí se ofrecen, ¡no te lo pienses!
Te dejo aquí el enlace a la web para que veas su programación.
Fíjate bien en los cangrejos albinos que verás en el lago. Es una especie en peligro de extinción que solo vive aquí, en Los Jameos del Agua, lo que les da el simpático nombre de jameitos.
Para tomar un descanso de actividades turísticas, te recomiendo que pases por un pueblo que está muy cerca, Punta Mujeres. Es un pequeño pueblo costero típico de Lanzarote. Date un paseo por sus callejuelas de casas blancas con las ventanas color turquesa y refréscate en una de sus piscinas naturales, o charcos, como les llaman los canarios.
Si nos dirigimos hacia el sur, llegamos a otro pueblo, Charco del Palo. Su peculiaridad es que es un pueblo nudista, de los de verdad. Si pasas por ahí aunque sea para ir a comprar chicles, lo comprobarás. Está lleno de extranjeros vestidos con su propia piel ¡y ya!
Muy cerca, en dirección al interior de la isla, encontramos el Jardín de Cactus de Lanzarote. En tus desplazamientos habrás visto que no hay, ni mucho menos, una gran vegetación. El cactus es la planta más característica de la isla, y en este jardín tienes más de 450 especies diferentes.
Es, como no podía ser de otra forma, obra del artista César Manrique, de hecho fue su última obra en la isla.
Seguimos por el extremo norte de la isla:
Nos vamos hasta el extremo norte de la isla allí se ubica Órzola, es un pequeño pueblo con una playa de aguas turquesas y arena blanca y fina que bien merece un baño, llamada el Caletón Blanco.
Desde el puerto de Órzola salen los ferrys a la isla La Graciosa, es la octava isla del archipiélago canario.
Es una minúscula isla con casitas blancas, playa, por supuesto, mucha playa, y calles sin asfaltar, la puedes visitar en bicicleta o a pie, porque no existen los coches aquí ¡menudo gustazo!
Si tienes tiempo y te apetece una desconexión, te aconsejo que pases aquí al menos una noche. Disfrutar del silencio, de los largos paseos a pie y de la calma que transmite esta isla te hará un reseteo mental que te recargará las pilas como si fueran nuevas.
Volvemos a Lanzarote y a la civilización.
La playa de Famara es una visita obligada en la isla. 6 kilómetros de playa de arena bajo el enorme acantilado que la flanquea, el Risco de Famara, hacen de este lugar un enclave perfecto para el surf.
En este espectacular lugar se respira un ambiente bien diferente al resto de la isla. El carácter relajado y el flow de los surferos inundan todo y da a este lugar un ritmo calmado que choca frontalmente con el rugido del océano.
El mar aquí es bravo, por lo que no es el lugar ideal para un baño relajante. Aunque te puedes bañar procura no alejarte mucho del resto de la gente y ten máxima precaución al adentrarte en el mar.
Por las olas que se forman, es uno de los mejores lugares del mundo para iniciarse en el surf. Cuenta con varias escuelas locales que estarán encantados de darte las instrucciones para disfrutar de las olas de Famara.
Para terminar el día de surf, yo siempre aconsejo disfrutar de un atardecer, y aprovechando que estamos al oeste de la isla te voy a dar dos alternativas igual de bonitas y muy cerca de aquí.
La primera opción sería visitar el Mirador del Río. Se trata de una construcción de Manrique, una vez más, el artista dejó su huella en la isla y no pudo elegir mejor lugar que el Risco de Famara. Donde podrás tener una panorámica completa de La Graciosa y un precioso atardecer.
Hay que pagar entrada, aunque puedes disfrutar de las mismas vistas de forma gratuita si bordeas el mirador.
La otra opción es EL Risco, es el punto más alto de la isla. Y desde aquí puedes ver el archipiélgo Chinijo (el que incluye La Graciosa) más una vista espectacular de la playa de Famara.
¡El espectáculo está servido!
Por la cara norte de la isla, pero en su mitad sur (si coges un mapa me entenderás) iremos encontrando los siguientes puntos de interés:
¡ATENCIÓN! ¡ENTRAMOS EN OTRO PLANETA!
Te había dicho que Lanzarote es tierra de contrastes y que tendrías la sensación de estar haciendo varios viajes, pero lo que no esperabas es irte a otro planeta.
Durante el camino hasta llegar al centro de visitantes podrás comprobar la destrucción que dejaron las erupciones del volcán.
¡Quedarás fascinado!
Es un lugar altamente protegido, por tanto el turismo está restringido. Tan solo se puede hacer la famosa ruta de los volcanes mediante una excursión en autobús o rutas senderistas guiadas.
Para su visita debes llegar hasta Montañas de Fuego, donde se encuentra el Centro de Visitantes Islote de Hilario y allí mismo puedes sacar tu entrada al parque.
El paisaje te dejará patidifuso, y es que verás un mar de lava infinito, decenas de cráteres y un contraste perfecto de colores, entre el profundo negro, el amarillo intenso y el rojo fuego.
Las últimas erupciones fueron en los años 1730, 1736 y 1824, aunque la actividad volcánica sigue activa.
Prueba de ello es el espectáculo de géiseres que hacen los guías del parque tirando un cubo de agua en un agujero, esta se calienta y la tierra la escupe haciendo este efecto de géiser.
Otra prueba del calor que hay bajo nuestros pies, es el horno del restaurante que aquí se encuentra, El Diablo. Y es que a tan solo 5 metros de profundidad el horno alcanza los 280 grados. El horno se encuentra a la vista de todos y el olor a la comida es … sencillamente espectacular.
Continuamos la visita al Parque natural de Los Volcanes, ahora es el turno de una zona de costa, el Charco Verde, situado muy cerca del pueblo de El Golfo.
Por muchas fotos que veas de este lugar ninguna se asemejará a lo que te brinda la realidad. Esto pasa con muchos paisajes, pero este especialmente, porque en realidad el lugar es gigante, y una cámara jamás podrá captar la dimensión de este lugar.
El negro de la arena, el azul del mar, el rojizo de la tierra y el verde de la laguna. Una paleta de colores increíble que de nuevo te llevarán a otro planeta.
El verde de la laguna se debe a un alga que habita aquí a pesar de la concentración de azufre que hay en el agua.
Por sus colores y por su composición pensarás que estás dentro de un cuadro, pero en realidad estás dentro del cráter de un volcán.
Su propio nombre ya es lo suficientemente gráfico. Se trata de unos acantilados formados por lava, en los que la acción del viento y la fuerza del océano ha construido un montón de cuevas que hacen de bufaderas.
El paisaje ya es bonito en sí en un día de mar tranquilo, pero se convierte en un espectáculo visual y sonoro cuando el mar se pone bravo.
Muy cerca de Los Hervideros encontramos un lugar para relajarnos con un estupendo baño en alguna de sus piscinas naturales.
Hay piscinas de todas las formas y tamaños. Se accede con el coche por una pista de tierra sin ningún problema.
Situada en el extremo sur de la isla encontramos el paraíso, la Playa Papagayo. Una preciosa cala de arena dorada y fina en forma de concha, por lo que sus aguas son tranquilas, está resguardada del viento y es perfecta para pasar un día de desconexión tumbado al sol.
Se accede por un camino de tierra previo pago simbólico por vehículo, lo que te asegura que no estará abarrotada, ya que el acceso es limitado.
Esta playa es la más famosa de la zona, pero puedes visitar las aledañas Playa de la Cera, Playa del Pozo y Playa Mujeres, que tienen el mismo aspecto árido y desértico de arena dorada igual de bonitas que la primera.
Todas orientadas al oeste podrás disfrutar un atardecer de esos que te recargan la energía y la vida hasta arriba.
Y sí, lo que ves enfrente es la vecina Fuerteventura.
Nos dirigimos hacia el interior de la isla para visitar el cráter de uno de los volcanes de esta maravillosa isla.
Hasta ahora hemos visto cráteres por toda la isla, pero no hemos estado en el centro, en el interior, rodeados de sus paredes y sintiendo la fuerza y el fuego que hay bajo nuestros pies.
Este es un pequeño volcán que te hará sentir muy pequeñito, no quiero imaginar lo que tiene que ser estar dentro de los grandes.
Esta visita la puedes hacer por libre, el lugar está perfectamente señalizado y acordonado para su mantenimiento.
Si has llegado hasta aquí después de ver la poca vegetación que caracteriza a esta isla, vas a flipar.
Y es que parece increíble que sobre la ceniza de la erupción de un volcán haya alguna opción de vida.
Los viñedos de La Geria crecen sobre la piedra volcánica, que al ser muy porosa guarda la humedad dando la posibilidad de que estas plantas se desarrollen. Levantan muros de piedra en forma de semicírculos para protegerlas del viento y así preservan las condiciones para que sea posible su cultivo.
Esta forma de cultivo es única en el mundo y de aquí sale el delicioso vino blanco típico de la zona, el malvasía, y ofrece una de las estampas más características y curiosas de Lanzarote.
Es sin duda una prueba de la forma de vida de los isleños que han tenido que sobrevivir a la devastación provocada por los volcanes.
Si te gusta visitar pueblecitos no puedes dejar de ir a Teguise.
La Villa, como se conoce en la isla, fue la capital de Lanzarote hasta 1852 que cogió el relevo Arrecife.
Calles adoquinadas, casa blancas con las coquetas ventanas turquesa, cafeterías cool, restaurantes, tiendas y terrazas harán que pases una tarde estupenda.
Seguro que de camino a algún lado pasas por Yaiza. Su casco histórico merece una parada, pero estoy segura que pararás porque te llama la atención el mítico Bar Stop, especialmente si es la hora del gusanillo.
Siendo la capital de la isla, no es especialmente bonita. De hecho verás que es bastante industrial.
Pero si pasas por allí visita El Charco de San Ginés, es una plaza repleta de bares con vista al mar donde se respira la vida arraigada al mar de sus gentes, debido a su pasado pesquero.
Es un lugar especial donde probar su gastronomía, un bocadillo de pescado, un arroz caldoso, la carne mechada o un vino de la tierra.
Espero que disfrutes tu visita a Lanzarote tanto como yo he disfrutado recordando qué ver en esta maravillosa isla.
Si en tus vacaciones incluyes alguna que otra isla más, o tienes dudas sobre qué isla visitar, yo te aconsejo especialmente dos, te dejo aquí las guías para que no te pierdas nada, La Palma, Tenerife o Gran Canaria
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