Llevo ya muchos años organizando viajes exprés. Así que, aunque te parezca imposible, sí, se puede visitar Roma en un fin de semana. Obviamente, es imposible hacer una inmersión completa en la capital italiana. Pero créeme cuando te digo que se puede conocer todo lo relevante en tan solo dos días.
Existen múltiples formas de organizar cómo visitar Roma en un fin de semana. Yo te voy a recomendar la que más me ha facilitado siempre la vida: las Tarjetas Turísticas. Si lees más artículos míos, te darás cuenta lo pesada que parezco con este tema. Pero piensa que, si hago tanto hincapié, es por algo.
Roma te da la opción de escoger entre dos tarjetas distintas, y ambas cuentan con bastante flexibilidad en cuanto al número de días que puedes disfrutarlas. Como yo siempre intento hacer un viaje lo más completo posible, en esta ocasión escogí la Omnia. A continuación te explico las diferencias entre ambas para que puedas decidir cual sería la mejor par ti.
Disponible para 48 horas (ideal su vas a pasar el fin de semana en Roma) por 32 € o 72 horas por 52 €.
Incluye:
OPCIÓN 1: 24 horas por 55 euros.
OPCIÓN 2: 72 horas por 113 euros (Roma Pass + Travel Card + Omnia)
Tanto si haces tu compre de forma online como presencial, estos son los sitios donde puedes recogerla:
La pregunta de oro, ¿verdad?. Aunque bastante fácil de empezar a responder leyendo las opciones que ofrece la Omnia Card de 72 horas, al menos en lo que a monumentos y museos se refiere. Así que, como hay que empezar por algo, empecemos por ellos. Roma es una ciudad muy asequible en cuanto a distancia si al final contáis con la opción de transporte público ilimitado. Por tanto, dará igual el orden en el que decidáis ver cada cosa.
Aunque aterricé bastante temprano en Roma, tuve que llegar hasta el hotel e ir a recoger mi tarjeta turística primero. Así que hasta las 11:30 a.m. no comencé a hacer turismo oficialmente.
Sabía que me iba a conllevar mucho tiempo visitar todo lo que abarca el Vaticano, por eso lo coloqué el primero en la lista. Recorrí el museo y la Capilla Sixtina (apertura de 9:00 a 16:00) de punta a punta, pero entreteniéndome solo con las contadas cosas que realmente llamaron mi atención. Valoro la importancia del arte y el trabajo que conlleva cada pieza que compone esta capilla, pero tampoco soy tan experta como pararme a deleitarme cada una de ellas. Planifiqué esta visita para dedicarle la primera mañana entera, pero para los verdaderos amantes del arte, que tengan claro que necesitarán algunas horas más.
Hice una pausa para comer y coger fuerzas, ya que después tuve que esperar una cola bastante larga para entrar a la Basílica de San Pedro (apertura de 7:00 a 18:00). Lo bueno es que esta espera se lleva a cabo en la Plaza de San Pietro, por tanto, puedes alegrarte la vista con ella mientras tanto. No me llevó mucho tiempo visitar este lugar sangrado, así que sobre las 16:00 horas ya me estaba dirigiendo a la siguiente parada. Por cierto, la entrada a la Basílica está incluida en la Omnia Card, pero la subida a su cúpula se paga a parte. Hay mucha gente que la recomienda por las panorámicas que ofrece de la ciudad.
Un dato importante es que todos los museos y monumentos cierran bastante temprano, sobre todo en invierno (entre las 16:00 y las 18:00). Por eso hay que organizar todas sus visitas al principio del día, y dejar para el final todo lo que sea pasear por las calles y conocer sus sitios importantes.
Sin embargo, no fue este el motivo por que solo pude visitar desde fuera este castillo (a pesar de estar incluido en la Omnia). En mi caso, lo que jugaba en mi contra era que anochecía muy temprano (17:30 horas), y había ciertas cosas que preferí ver con algo de luz natural. Leí previamente opiniones en internet para hacer mi cribado correctamente. Como se ve en la foto, parece un sitio llamativo desde fuera, pero creo que su encanto disminuye en el interior. Aun así, está muy cerca del Vaticano, así que si acortáis un poquito su visita, es factible que podáis entrar a verlo también.
Recuerdo que, físicamente, cuesta un poco llegar a la cima de esta colina. Pero, como se aprecia en la imagen, merece la pena. Prácticamente, tienes Roma a tus pies, y será ideal si podéis cuadrar esta visita con el atardecer. Pero cuidado con la hora, ya que este jardín solo está abierto hasta las 18:00 horas durante el invierno. Además, encontraréis una de las vistas más famosas de esta ciudad a pocos metros de aquí. Se trata del Ojo de la Cerradura y en ella podemos contemplar la cúpula de la Basílica de San Pedro rodeada de vegetación, como al final de un túnel de hojas.
Una vez salí del jardín, el resto del día fue todo calma y relax. Lo que me quedaba por hacer ya no tenía horarios, así que pude pasear por las calles del Centro Histórico tranquilamente, tomarme mi tiempo para decidir cuales eran los mejores sitios para cenar y comprar mis souvenirs. Y, por supuesto, pasar por delante de la Fuente di Trevi. Es, sin duda, la zona más atestada de gente de toda la ciudad. Al ser un sitio tan pequeño y tan famoso, está repleto de personas a cualquier hora del día, y más aun si decides visitar en fin de semana Roma. Así que da igual en qué momento decidas visitarla, siempre te va a tocar colarte entre la gente para buscar el sitio estratégico donde hacerte la mejor foto.
No te sorprendas si ves a más de una pareja pidiéndose matrimonio delante de este famoso monumento. Y tampoco te asustes si algún señor te pide el móvil para hacerte una foto con la persona con la que estés. No está intentando robarte, pero después te va a ofrecer hacerte una foto con su Polaroid para que se la compres.
Me dolió en el alma no poder visitar esta plaza con calma. Pasé por ella con el autobús cuando iba y volvía del hotel y cada vez que pasaba por delante del Palacio Venezia, me quedaba atónica unos segundos. A parte de ser precioso, cuenta con un mirador en su parte más alta conocido como la Terraza de las Cuadrigas. A ella se accede pagando y a través de la Iglesia de Santa María In Areacoeli. El precio para subir en ascensores de 10€ (5€ entre 18-25 años).
La coloco al final del primer día porque está muy cerca de la Fontana di Trevi y merece la pena acercarse. Aunque si soy sincera, cuando realmente se aprecia es de día. El caso es que, la pongas en el puesto que la pongas, debes incluirla en tu lista de cosas que ver en Roma en un fin de semana.
Justo en el centro de la plaza encontrarás el monumento a Vittorio Emanuele II, uno de los símbolos más característicos de la ciudad. Su entrada es gratuita y está disponible de 9:30 a 19:30 horas.
Como en el primer día, en el segundo también dejé para la mañana los sitios que iban con horario y para la tarde todo lo que tuviese que ver con pasear por las calles. Es mejor ir un poquito más acelerado a primera hora, que es cuando más energía tienes, y terminar el día con tranquilidad si quieres ver Roma en un fin de semana adecuadamente.
Este sitio tan representativo se ve muy rápido. Abre de 9:00 a 17:30 horas y tiene un precio de 2 euros. Está muy cerca de la Cárcel y del Coliseo, así que planificar sus visitas de forma seguida es la mejor opción.
Estos tres sitios se visitan en el mismo orden en el que están escritos (abierto de 8:30 a 19:30 horas).
Primero entras al mitiquísimo Coliseo. La verdad es que no recuerdo esperar mucho para entrar gracias a la entrada preferente de la Omnia Card. Cuando llegas y ves la cantidad de turistas que hay, lo último que te esperas es ir rápido.
Cuando estás dentro, al final te da la sensación de ser todo muy monótono. Para los entendidos en arqueología e historia, será como un sueño estar allí. Pero para los simples turistas como yo, que solo queremos ver el monumento más importante de Roma, este visita no se alargará mucho. Sinceramente, me transmitió más sensaciones verlo desde fuera que desde dentro.
Pero lo que más me sorprendió no fue esto. Cuando lees lo que incluye esta visita, obviamente lo que más te llama la atención es el Coliseo. Pero cuando pasas a la siguiente fase y te encuentras en medio del Foro Romano, no te quieres ir de allí nunca. Además, si tienes la suerte de que te acompañe un día soleado como fue mi caso, te costará el doble continuar con tu planning.
Creo que las fotos hablan por sí solas. Lo que parecen unas simples ruinas, son en verdad un remanso de paz y belleza que no dejan a nadie indiferente.
Y por último, si contemplas esta maravilla dejando a tus espaldas de Coliseo, podrás encontrar a tu izquierda el Palatino. Hay que subir algunas escalares para llegar a él, y las vistas del Foro que ofrece no están nada mal.
Visita que me decidí a hacer por el simple hecho de que estaba incluida en la Omnia Card. Además de que cuesta bastante encontrar la puerta de entrada, ya que está fatalmente indicado, fueron unos minutos que no me aportaron nada. Se trata de un sitio bastante oscuro y pequeño que puedes ver sin problema en menos de 10 minutos.
Con este sitio te digo exactamente lo mismo que con el museo del Vaticano. Puedes emplear las tres horas que creo que se necesitan para empaparte por completo de todo el arte que alberga en su interior o pasearte por las salas con las que te vayas encontrando hasta que te canses y te apetezca irte. La pieza que más ilusión me hacía ver era la de Rómulo y Remo. Me sorprendió lo mal señalizada que estaba para tratarse de una de las figuras más famosas del museo. Pero me sirvió para encontrarme con esculturas tan bonitas como las que muestro en las imágenes mientras la buscaba. Su horario de apertura es de 9:30 a 19:30 horas.
Este sitio es, simplemente, lo que se ve en la foto. Tal cual. Se trata de una plaza con un ambiente muy animado de gente y que debes visitar puesto que es otro de los imprescindibles de Roma. Al final, casi todo lo importante está al lado y, por tanto, es muy fácil acercarte a cada uno de los sitios que te apetezca dando un mismo paseo.
La entrada a este emblemático lugar es gratuita. No hay que esperar colas, ya que se visita muy rápido y la gente entra y sale constantemente. Se puede entrar entre las 8:30 y las 19:30 horas, exceptuando los domingos, que el horario se reduce ligeramente.
Con este barrio decidí ir a lo fácil y contratar un tour gastronómico que me fue mostrando lo mejor de sus calles y de la comida italiana. Su precio era de 28 euros y la empresa que lo ofrecía Civitatis. Y así me despedí de una de la ciudades más famosas del mundo, con un paseo de 2 horas por uno de sus barrios con más encanto y más bohemios en la actualidad.
Todos y cada uno de los elementos citados en el listado anterior fueron vistos por mis ojos. Mi vuelo aterrizó en el aeropuerto de Roma un sábado a las 9:30 h y estaba de vuelta a Madrid a la misma hora del lunes. Y para nada recuerdo ir con la lengua fuera. Es cierto que yo disfruto de las cosas sin profundizar demasiado en cada escultura o en cada cuadro con el que me cruzo. Simplemente, paseo y me empapo de su cultura, de su riqueza. Si vuestra intención no es esa, olvidad todo lo que acabáis de leer porque, obviamente, necesitaréis más de dos días. Pero si solo os apetece hacer una visita tranquila y agradable de la ciudad eterna, aquí tenéis la prueba de que se puede hacer aun disponiendo de un simple y fugaz fin de semana.
Madrileña treintañera que se dedica a ahorrar todo lo que su sueldo de enfermera le permite para viajar y descubrir este maravilloso mundo en el que vivimos. Y es tal la emoción que siento cada vez que lo hago, que quiero compartir mis experiencias y aprendizajes a través de estos artículos. Espero con ello que cada viajero pueda disfrutar de cada nueva aventura igual o más de lo que lo hice yo.
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