¿Te encanta el senderismo y te gustaría hacerlo con tus niños pero no sabes bien dónde ir? Si vives en la provincia de Valencia y quieres disfrutar de tu actividad favorita con los peques, has abierto la página correcta.
Voy a darte algunas pistas para descubrir 8 rutas estupendas en plena naturaleza, ideales para compartir en familia. Y aquí incluyo a los perros de la casa, bienvenidos en la mayoría de ellas.
Gorros, gafas de sol, protección solar, calzado adecuado, agua, comida y una buena dosis de paciencia es todo lo que necesitas. Nada más y nada menos.
Así que, adelante, que el mundo es de los valientes.
Aunque está muy cerca de la capital y para muchos es un desconocido, el Parque Natural de la Albufera tiene un montón de cosas que ofrecer.
Llegando en coche por la CV 500 al mirador de la Albufera, cruzas el canal y giras a la izquierda hacia Playa de la Devesa. Ya estás en el parking y desde allí hay 6 itinerarios para recorrer, cada uno identificado con un color y con distinta temática.
Todos son perfectos para hacerlos con niños a partir de los 2 o 3 años, circulares, con muchos puntos de interés y dificultad baja. Los favoritos de las familias son el Botánico, el de la Gola de Pujol y el Lúdico, que llega hasta la playa.
En todos ellos descubrirás de primera mano uno de los lugares con más alto valor ambiental de la Comunidad. Extensas pinadas, arrozales, dunas, marjales, todo un frágil ecosistema que deriva en un conjunto de hábitats único.
Y una buena manera de iniciarte en el senderismo con niños antes de intentar rutas más complicadas. Si hay alguno que aún necesite carro, es mejor optar por una mochila-bebé, ya que pasarás por traviesas de tren.
Te aconsejo pasarte por el Centro de Interpretación Racó de L´Olla para ver a los patos y demás aves desde la torre de observación. Algo que siempre hace felices a los críos.
También tienes la posibilidad de dar un paseo en barco desde el pueblo de El Palmar, unos 45 minutos que resultan muy agradables.
Y por último, aunque no menos importante, terminar la mañana con una auténtica paella para chuparse los dedos.
Este es uno de los muchos senderos de la provincia en los que el agua está presente. Algo que encanta a los niños y que les asegura un buen rato de esparcimiento. El trazado es de baja dificultad, pero no apto para carros ni sillas de ruedas.
Después de pasar la localidad de Anna, famosa también por su albufera, seguimos por la CV 580. Nada más atravesar Navarrés, en dirección a Quesa, aparece la señalización de Los Chorradores a la derecha de la carreterra. Allí puedes dejar el coche, en un amplio parking que se llena los domingos, pero que suele estar muy tranquilo el resto de la semana.
Desde ahí se inicia la ruta, de unos 3 km en total contando la ida y la vuelta al aparcamiento. El sendero baja entre paredes rocosas hasta llegar en pocos minutos a la Fuente Clara, una cortina de agua iridiscente delante de una cueva que hará las delicias de los críos. El que quiera ver la cueva tendrá que pasar primero por la “ducha”. Diversión asegurada.
Unos metros más adelante te encontrarás con la cascada, un precioso salto de agua bastante alto. Hay un camino de piedras semi-sumergidas que te lleva más cerca y que es toda una aventura para los más jóvenes.
Siguiendo el sendero, ahora más ancho y cómodo, cruzarás el río en varias ocasiones hasta llegar al Azud de la Badina Migas, donde siempre hay muchas libélulas. El sitio es fantástico, como de cuento, lleno de vegetación, flores y agua, una gozada.
El terreno es plano pero húmedo, así que mucho ojo a los resbalones. Si sigues caminando llegarás a otra cascada algo más pequeña pero igualmente bonita, en medio de una gran profusión vegetal. Y un poco más allá, una fuente de agua transparente donde poder refrescarse en verano, la Fuente de la Higuera.
Vas a encontrar bancos y mesas a lo largo de todo el recorrido, así como barandillas de seguridad en los tramos más peligrosos. El recorrido es muy agradable y seguramente querrás volver a hacer senderismo con los niños en este paraje excepcional.
La ruta de La Murta es un sendero circular de baja dificultad que puede hacerse con niños de cualquier edad, aunque vayan en carrito.
Es muy fácil de encontrar, solo tendrás que acercarte al hospital de Alzira, la capital de la Ribera Alta, y rodearlo por detrás. Allí ya aparecen las indicaciones de LA MURTA PARATGE NATURAL MUNICIPAL. Al llegar al parking (gratuito), verás que los carteles indican la posibilidad de cinco rutas diferentes. La más sencilla para ir con peques es la Senda Histórica, un camino fácil en un entorno precioso, lleno de vegetación, balsas, ruinas y jardines. Son aproximadamente 3 km entre ida y vuelta, aunque el tiempo que tardes dependerá de las paradas y los niños.
De cualquier manera, hay una casilla de información donde te pueden indicar todo lo que necesites.
Siguiendo el camino sin desviarse se llega a un puente que da acceso a las ruinas del Monasterio de los Jerónimos. A su lado encontrarás una casona del siglo diecinueve con un maravilloso jardín romántico que se puede visitar los sábados y domingos de 12 a 14 hs. Vale la pena planificar la ruta para poder entrar en los jardines, son dignos de ver y se puede pasar un buen rato con los críos allí. Hay mucha vegetación, fuentes y hasta un estanque con peces de colores.
Al salir del jardín, verás dos grandes balsas que recogen el agua de un acueducto. Más peces y ranas, además de un amplio espacio para correr un poco y darle toques al balón. Si los niños tienen ganas de rebuscar, encontrarán piedras brillantes y hasta fósiles, cosa que como todos los padres sabemos, les encanta. Mucha gente aprovecha este espacio fresco para el picnic, aunque en la zona del parking hay un merendero muy apañado.
Para regresar, deshacer el camino andado u optar por la Senda Botánica, al lado de la casona.
Es un recorrido ideal para hacer senderismo con niños y seguro que repetirás.
Chelva es un pueblo con tesoro, y ese tesoro se llama agua. La Ruta del Agua de Chelva es un recorrido mágico por la ribera del río Tuéjar que puede hacerse más o menos largo según convenga.
Se puede empezar en el casco antiguo de Chelva, pero para acortar el recorrido es mejor hacerlo en el Área Recreativa de Molino Puerto. Está justo al lado del cauce del río y allí encontrarás bar, parque infantil, mesas de picnic, baños y aparcamiento.
Para hacer esta ruta es importante llevar linternas y una muda, por si hay algún remojón. Lo de las linternas lo cuento un poco más adelante, es la parte más aventurera del sendero. Se puede hacer perfectamente con niños pequeños, pero no con carritos.
Desde el área recreativa y ya al otro lado del río, hay que seguir la senda señalizada que va a La Playeta. Un lugar precioso situado entre el estrechamiento del río y un antiguo azud de origen medieval. Hay cascadas y una pequeña zona arenosa donde en verano te puedes bañar. También encontrarás mesas de picnic, en un entorno mucho más bonito que el área recreativa.
Desde allí, y deshaciendo lo andado, hay que subir una escalera hasta llegar al Paso de Olinches. Y aquí está lo interesante: es un túnel excavado en la roca de 107 m de largo, muy oscuro en algunas zonas (por eso las linternas). ¡Nuestros pequeños lo disfrutarán como el colmo de la aventura! Cuidado con la cabeza, al final se vuelve más bajito.
Puedes hacer más cosas, como regresar al área recreativa y caminar por la orilla contraria unos 800 m hasta la Fuente del Cuco. Es un paseo muy agradable en un delicioso bosque de ribera dominado por los chopos y eucaliptos, siempre siguiendo el curso del río.
O llegar hasta la presa de Olinches, aunque esta zona no es tan llamativa como la anterior. También se puede ascender 250 m hasta el mirador de Chelva, pero según la edad de los aventureros ya verás si intentarlo todo o no.
La hagas como la hagas, es una estupenda ruta de senderismo para compartir con los niños y sumergirse en la naturaleza y la historia.
En el pequeño pueblo de Estubeny, muy cerca de Anna, existe un paraje natural que parece detenido en el tiempo. Un lugar donde se guarda el tesoro de la selva mediterránea, de incalculable valor botánico, faunístico y geológico.
La Cabrentà está repleto, además, de rocas inverosímiles con formaciones de estalactitas, estalagmitas y columnas. Con la particularidad de que pueden admirarse sin tener que meterse en una cueva, están allí, al aire libre. Todo unido a la exuberante vegetación, la sensación de humedad en el ambiente y la abundancia de manantiales cristalinos, cascadas y surtideros.
Vaya por delante que no es apto para niños muy pequeños, digamos que de seis años en adelante, y siempre vigilados. Puede haber huecos entre las rocas y las subidas en general no tienen la protección de barandillas. Pero es tan absolutamente increíble que sería imperdonable perdérselo, créeme. Y aunque el recorrido en total sea corto, no tiene desperdicio alguno.
Una vez que llegas a Estubeny, en lugar de entrar al pueblo hay que seguir la carretera que lo bordea hasta encontrar una rotonda. Allí verás las indicaciones, podrás aparcar y seguir bajando a pie por la ruta asfaltada. También puedes hacerlo con el coche, pero una vez en La Cabrentá no hay un parking, sino que tendrás que dejarlo en el borde de la estrecha carretera. Es más sensato caminar un poco y tenerlo bien aparcado, son solo unos 400 metros.
Al llegar verás a la izquierda unas escaleras de piedra con barandillas de madera. Una vez que pongas el pie en ellas, entrarás en otro mundo. Es igual el sendero que elijas, todos rodean la zona y se comunican entre sí.
El paseo discurre entre paredes de roca con abundantes pasadizos y grietas, algunos tan pequeños que te obligan a agacharte para pasar. Siempre en subida hasta llegar a un sendero con muchísima vegetación que ofrece varias opciones, todas fantásticas.
Atraídos por la diversidad de especies vegetales, algunas propias de climas tropicales o subtropicales, hay muchísimos pájaros. En primavera su canto y el rumor del agua te acompañan durante todo el recorrido por este bosque de hadas.
Los peques alucinan con el espectáculo de esta naturaleza tan diferente a lo habitual, es toda una aventura para ellos. Y para las mascotas, con tantos olores desconocidos y excitantes. Siempre con la precaución de cuidar el entorno, aquí aún más que cualquier sitio dado el difícil equilibrio que lo mantiene como está.
Durante todo el recorrido encontrarás carteles explicativos para conocer mejor la flora y la fauna, muy diversa y no habitual en la Comunidad. En la zona inferior, pegado a la carretera, hay bancos y mesas habilitadas para el picnic.
No puedo más que recomendarte este precioso lugar donde practicar senderismo con niños, es sencillamente inolvidable.
Si quieres algo más tranquilo o tienes niños pequeños que aún van en carro, la Ruta de los Molinos de Alborache es una excelente elección.
Un sendero lineal de 3,4 km ida y vuelta, sin ninguna dificultad y con el aliciente supremo para los críos: mucha agua. Agua donde poder bañarse en verano, agua para tirar piedras, agua que remover con un palo, en fin, tú ya sabes. La ruta corre paralela al río Buñol, que es el que provee toda la que podamos necesitar para pasar un buen rato. Y que cruzaremos varias veces a través de pasarelas de madera o cemento.
Desde la rotonda de entrada a Alborache verás las indicaciones que llevan al Molino Galán, uno de los puntos de inicio al sendero donde dejar el coche. A partir de allí, solo hay que seguir el camino, ancho y cómodo.
La ruta es muy bonita en todo su recorrido, poniendo en valor la importancia que tuvieron los molinos en el siglo diecinueve. De los muchos que había sobre el río Buñol, hoy quedan cuatro en diferentes estados de conservación. Hay carteles explicativos a lo largo del recorrido para conocer la historia de cada uno.
Pero lo más atractivo es la presencia constante del agua, ya sea en forma de azudes como el del Molino de la Luz, o simplemente el cauce del río. La ruta tiene un área recreativa sobre la ribera, bien acondicionada e ideal para hacer el repostaje correspondiente. Un buen lugar también para el baño, ya que allí el río es poco profundo. Y como siempre en estos casos, con zapatillas de agua por aquello de las piedras, que no estamos en Cullera.
A pesar de ser una ruta corta, hay muchas cosas para ver y resulta ideal para iniciarse en el senderismo con niños.
Que nunca es demasiado pronto para que aprendan a disfrutar de la naturaleza y se sientan parte de ella.
Me encanta la Sierra Calderona, creo que es uno de los mejores lugares de la Comunidad para hacer senderismo con niños. Hay una buena cantidad de rutas asequibles para ellos y entre todas destaca la del Castillo de Serra por las vistas inigualables.
Se trata de una ruta circular, de unos 7km en total, apta para niños a partir de 5-6 años, que combina pistas forestales y sendas de montaña. La parte algo más complicada es la final, cuando subes al castillo propiamente dicho y la cuesta se vuelve más empinada. Ningún problema para nuestros osados aventureros si la recompensa es toda una fortaleza en plena sierra.
Debes dejar el coche en el aparcamiento al lado del ayuntamiento de Serra, al final del pueblo en la carretera principal. Hay que caminar, con mucho cuidado por supuesto, unos cuantos metros por la CV310 en dirección Torres-Torres.
Pronto aparecen a la derecha las indicaciones para tomar el camino hacia el castillo. Ya estás en la pista cementada que, en bajada, te llevará hasta el lecho de un barranco que habrás de cruzar. En un momento aparecerá una señal que indica dos posibilidades, la senda al castillo o l’Ombria. Esta última opción es un área recreativa muy agradable, con mesas y una fuente, ideal para hacer un pequeño descanso.
Volviendo a la pista que llega al castillo, queda 1,5km en subida suave hasta el amplio collado de su base. Al lado del panel de información sale el sendero para la última parte del recorrido, con más cuesta y piedras que la anterior.
Este último esfuerzo vale la pena, desde la torre de planta cuadrada que se conserva, y a través de un agujero, podrás llegar a la explanada. Las vistas desde allí son alucinantes, abarcando la sierra y con el Golfo de Valencia brillando en la distancia.
La fortaleza de origen árabe y reducidas dimensiones, tiene una situación estratégica excepcional, dominando toda el área circundante.
De regreso al collado, lo mejor es optar por la pista forestal para llegar al pueblo. Son 3,5 km de recorrido fácil y sobre todo, en bajada.
Una excursión reconfortante y adictiva, ya verás cómo les gusta y te piden repetir.
Escondido en la Vall d’Albaida, casi en el límite con Alicante, se encuentra un minúsculo pueblo de 95 habitantes y mucho arte.
En Carrícola se ha apostado fuerte por la sostenibilidad en todo su territorio y desde los años 80 es un referente en gestión ecológica. Por ese motivo forma parte del proyecto Biodivers, que resalta el papel del arte en torno a espacios naturales.
Un total de 71 obras pictóricas y escultóricas, realizadas por 58 artistas con materiales naturales, están desperdigadas en varios recorridos. Uno de ellos en las calles del pueblo, los otros dos en sendas rutas, ideales para practicar el senderismo con niños.
En todos los casos, lo indicado es comenzar por el bar del pueblo, donde por un precio simbólico te entregarán un folleto explicativo. Dentro del mismo pueblo ya encontrarás las primeras obras artísticas, ya sea en la Fuente de los Caracoles o el antiguo lavadero. Es muy divertido montar una especie de búsqueda del tesoro con los niños, a ver quién descubre más.
Las dos rutas de senderismo son aptas para ir con ellos, aunque la del Barranco del Castillo resulta un poco más trabajosa. Si son pequeños, la de los Caminos del Agua es ideal. En ambas te encontrarás con numerosas pinturas y esculturas escondidas en la naturaleza que resultan muy entretenidas de buscar.
Desde el lavadero, bajando a campo abierto, verás un área recreativa muy acogedora con mesas de picnic y buena sombra. ¿Quieres saber la mejor parte? Una tirolina genial para quemar energías y unos burritos que harán las delicias de los más jóvenes.
Algo más abajo comienza la ruta del agua, bien indicada en un panel. El camino es muy bonito, lleno de flores y vegetación, tranquilo y con poca gente, ya que muchos prefieren la subida al castillo.
Fuentes como la del Gatell, puentes sobre el agua, perdices pintadas en las rocas y esculturas hechas con piedras te acompañarán durante el camino. Árboles y plantas con formas singulares también llamarán la atención de los niños, que durante los 45 minutos del paseo no dejarán de preguntar por todo.
El sendero termina en la parte alta del pueblo y puede hacerse en cualquiera de los dos sentidos. Si tienes bebés, mejor en la mochila, no es apto para carritos.
Un sitio diferente y cuidadísimo, decido a dejarte un buen recuerdo y a despertar tus ganas de volver.
Como supondrás, esta es solo una pequeña parte de las rutas que puedes encontrar en Valencia para hacer senderismo con niños. En Super Guía Viajera ya he comentado alguna más, como la impresionante Ruta de los Pantaneros en Chulilla.
Y seguramente seguiré haciéndolo, es una de las mejores maneras de compartir el tiempo libre con los peques. Para ti y para ellos.
¡Hasta la próxima!
Me llamo Cristian Goldberger y soy un viajero empedernido. Desde niño siempre he soñado con viajar y compartir mis experiencias con todo el mundo. Tras cursar una Licenciatura en Turismo, he viajado, vivido y trabajado a ambos lados del charco. Como guía oficial del Parque Nacional de Aigüestortes y Lago de San Mauricio tengo debilidad por las montañas y la naturaleza. ¿Si pudieras, te pasarías la vida viajando? Yo, desde luego que sí.
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