A cualquiera que le llame la atención viajar a Japón si o si va a hacer una visita a alguno de sus santuarios o templos. Es casi una obligación si de verdad te quieres empapar bien de la tan peculiar cultura nipona.
Para saber bien qué significan estos templos y santuarios para los japoneses necesitamos saber un poco más sobre la historia de la religión que ha transcurrido a lo largo de los años en este país.
En Japón profesan decenas de religiones diferentes, pero a lo largo de los años las que han predominado mayoritariamente son el sintoísmo y el budismo.
Estas dos llevan cientos de años conviviendo y de alguna manera convergen en muchos puntos. También en sus lugares sagrados.
Los templos para los budistas y los santuarios para los sintoístas.
Les voy a mostrar los hoteles donde me he alojado cuando he visitado Japón todos ellos fantásticos.
Están por todas partes, de hecho en, prácticamente todos los municipios hay uno u otro, ¡vaya! como en España las iglesias. Son impresionantes ya que muchos de estos lugares culturales tienen cientos o incluso miles de años.
A ojo de cualquier mortal no acostumbrado al país del sol naciente ambos pueden parecer muy similares, pero te voy a dar unos tips para que puedas diferenciarlos a la primera.
En los santuarios, encontraremos nada más entrar una puerta Torii, suelen ser unas puertas en arco de un color rojo bermellón, muy típicas, que habrás visto en millones de imágenes representativas de Japón. Delimitan que al cruzarlas entras en un lugar sagrado, verás a mucha gente hacer reverencias ante ellas.
En los santuarios sintoístas también suele haber unas cuerdas trenzadas llamadas shimenawa, desde donde cuelgan tiras de papel, se utilizan también para marcar el límite entre lo terrenal y lo espiritual, de hecho muchas veces están atadas en los propios Torii. Algunas de estas cuerdas pueden ser ligeras como un cordón de los zapatos o muy muy grandes como el que encontramos en la entrada del santuario más antiguo de Japón, el Izumo Taisha.
El tercer dato diferenciador son los Komainu, unas majestuosas estatuas de perros leones guardianes que vigilan los santuarios, suele haber uno con la boca abierta y otro con la boca cerrada. El de la boca abierta simboliza la primera letra del alfabeto “a” y el de la boca cerrada la última “un” para representar el comienzo y el fin de todas las cosas, y juntas crean el sonido “aun” que es un mantra en muchas religiones.
Y ya para terminar, en el interior, si ves algún sacerdote, verás que usan una especie de tocado específico que va acorde con el resto de su atuendo.
En los templos o lugares sagrados budistas, verás un símbolo que seguramente te impacte, el manji. Este representa la paz, la armonía y el amor y es uno de los símbolos más importantes del budismo. Desafortunadamente los nazis decidieron usar la versión invertida del manji. Sí, es como una esvástica pero con las aspas hacia el otro lado. Lo que hoy conocemos como una esvástica nazi simboliza la fuerza y la inteligencia, aunque ahora ha cambiado totalmente su significado, ya que gracias a la II Guerra Mundial ese símbolo dio la vuelta al mundo y perdió cualquier atisbo de bondad en su representación. Así que no te sorprendas cuando lo veas porque lo que significa es que estás pisando un lugar sagrado.
Otro símbolo budista son las “bonsho”, unas campanas normalmente muy grandes y ubicadas dentro del recinto de los templos. Como toda campana dentro de un templo sirven para demarcar el tiempo y para llamar a la oración. ¡Eso no cambia! Lo que cambia son los grabados que la adornan y que son muy representativas de la cultura budista.
En las puertas de los templos budistas, al igual que en los santuarios, encontraremos dos estatuas protegiendo estos lugares sagrados, solo que aquí son dos furiosos guardianes, enormes y musculados, con cara de tener pocos amigos.
Y en cuanto al atuendo budista, todos hemos visto alguna vez ese traje naranja tan característicos, llamado “kasaya”.
En Nara (leer más sobre Nara)se encuentra la construcción de madera mas grande del mundo, el Templo Todai-ji. Lleva en pie desde el año 752 y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el 1998.
Imagina lo grande que es que dentro se encuentra la estatua de un buda y se dice, se comenta, que en el interior de su nariz cabe una persona de pie.
De hecho hay una historia curiosa con la nariz de este buda, porque, una vez mas, se dice, se comenta que entre los pilares de madera del templo existe uno con un agujero tan grande como el orificio de la nariz de la estatua, y que si logras caber en él lograrás la iluminación eterna.
Otro símbolo sagrado que encontrarás por aquí son los ciervos sika, y andan libremente por el terreno, a veces te dejan hacerles fotos, incluso se te acercan.
Para los sintoístas es fundamental la naturaleza alrededor de sus santuarios. Y este es seguramente el más conocido, ya que habrás visto miles de fotos desde el santuario con el Monte Fuji de fondo, que no puede haber foto más preciosa que esa, especialmente si coincide con la floración del cerezo y la pagoda Chureito, se adorna con el blanco y rosa del Sakura.
Desde luego es un privelegio poder venir a visitar este lugar.
Este lo vas a llevar en los bolsillos desde que pongas un pie en Japón, y es que fue el elegido para decorar el reverso de las monedas de 10 yenes. Esto lo ha convertido en un auténtico símbolo para Japón.
Lo que queda hoy en día, debido a la destrucción de muchas de sus partes durante las guerras es el templo del Fénix, que debe su nombre a dos estatuas doradas que puedes ver en el techo de la sala principal, y a la forma que adopta el propio templo en sí, con las estructuras de los lados del elemento principal que parecen dos enormes alas desplegándose como el famoso pájaro mitológico.
Este templo hace honor a la diosa Kannon. Cuentan que allá por el año 736 apareció una estatua de mas de 9 metros de esta diosa en una playa muy cerca de Kamakura, después de que la tiraran 15 años antes. Así que la subieron a la ladera del monte Kamakura y alrededor de ella se construyó este templo.
Lo más simbólico de este templo son las estatuas de Jizo que puedes encontrar aquí. Las colocan padres en duelo por la muerte o el aborto de algún hijo. Hay más de 50.000, una vez conoces el significado impresiona mucho verlo.
A escasos metros del templo de Hase Dera, se encuentra el de Kotoku-in, el cual tiene un importante valor por la estatua enorme de buda.
Son mas de 13 metros de bronce esculpiendo al buda. El pobre ha pasado por muchas reformas ya que lleva en pie, bueno sentado, desde 1252, al principio era de madera, después ya lo construyeron de bronce para asegurar su durabilidad.
Ha pasado por tormentas, derrumbes, tsunami y terremotos, pero han hecho lo imposible porque el buda permanezca en su sitio, ya que es uno de los iconos más importantes de la zona.
Podrás observar en la zona de sus orejas que le quedan rastros de lo que un día lo cubría por completo, unas láminas doradas que lo hacían aún mas espectacular. Pero como te digo, el pobre ha sufrido muchísimo.
Este templo es visitado por mas de 20 millones de personas al año. Imagina la cantidad de gente que ha pasado por aquí, ya que lleva en pie desde que se construyó en el s.VII.
Este fue el lugar elegido para construirlo porque una estatua de la diosa Kannon fue descubierta en este punto por dos pescadores que faenaban en el río.
Una vez cruzas sus impresionantes puertas es como si te teletransportaras varios siglos atrás. Conserva muy bien la estética del Japón más tradicional.
Su pagoda se distingue a lo lejos entre la modernidad del barrio que lo rodea.
Por su cercanía a Kioto y por la mera importancia de lo que representa este templo es de los más venerados por los japoneses.
Después de tantos templos, parece mentira que todavía queden cosas que diferencien a unos de otros. Pero sí.
Este en concreto tiene su pagoda con forma octogonal cuando lo normal es que solo tengan 4 lados.
Más cosas que lo hacen especial, es la ceremonia diaria que hacen para que se cumplan todos los deseos de los creyentes. Un sacerdote hace una quema ritual llamada Gomakitou, así que aprovecha si lo ves y pide todos los deseos juntos.
Es el lugar elegido por mas de 3 millones de personas cada año para el hatsumode, que en la cultura japonesa es la primera visita del año a un lugar de culto. Una especie de celebración de año nuevo tanto para los budistas como los sintoístas.
Este es uno de los templos budistas más impresionantes del mundo. Se le conoce como el Pabellón de Oro o el templo dorado, ya que gran parte del edificio está completamente cubierto con pan de oro.
No solo impresiona el edificio, sino que sus jardines están configurados para representar el paraíso en la tierra.
Dar un paseo por los alrededores es alucinante, te recomiendo que vayas a primera o última hora, ya que suele recibir muchas visitas y esto es para disfrutarlo con paz y tranquilidad que es lo que inspira este lugar.
Este templo pretendía ser la plata del anterior.
Sí, el Ginkaku-ji, también conocido como el Pabellón Plateado, se inspiró en el Kinkaku-ji, y quien ordenó su construcción, el shōgun Ashikaga Yoshimasa, pretendía forrarlo de plata, imitando al que su abuelo había construido en oro. Pero esa idea se quedó solo en una intención así que el color plateado brilla por su ausencia. Solo lo tiene en el nombre.
Aunque parte del jardín que rodea al templo es seco, es de arena blanca que bien parece un “mar de arena plateada” que es como le llaman. Verás que en este jardín hay un cono de esta arena que es el símbolo diferenciador con el resto de templos.
Yoshimasa pasó aquí mucho tiempo en búsqueda de las artes. Para los japoneses, en general los asiáticos, hacen lo que se llama la ceremonia del té. Y en este templo hay un edificio exclusivamente dedicado a ello y parece que es este, el que sirve de inspiración para todas las salas de ceremonia del té que vinieron detrás. Es muy curioso, no te lo pierdas.
Este templo está considerado como el más importante de los cinco templos que hay en Kioto.
El templo en sí, fue contruido en el año 1339 por el shogun Ashikaga Takauji, que dedicó el templo al Emperador Go-Daigo que acababa de morir.
A lo largo de la historia los edificios fueron destruidos en diferentes guerras e incendios, y la mayoría de salas que vemos ahora son reconstrucciones respecto a la original. Sin embargo, el jardín se mantiene después de mas de 700 años y es suma maravilla. Un jardín paisajístico japonés típico que según la época del año que lo visites tendrá unos colores u otros. En primavera predomina más el rosa, por los cerezos, en otoño los rojizos y en invierno el blanco porque suele nevar. Y aquí, también te darás de los mejores paseos entre bosques del tan afamado bambú japonés.
Dentro del terreno hay un restaurante, el Shigetsu, que sirve comida vegana típica de los templos a precios muy razonables.
Inari es la diosa de los negocios, y este santuario es el principal dedicado a ella, construido desde el año 711.
Se le rinde culto a Inari a cambio de éxito y riqueza en sus negocios, en un principio se le conocía como la diosa del arroz.
Así que para mostrar sus respetos y agradecimiento, los comerciantes y artesanos empezaron ofreciéndole a la diosa una puerta Torii, y hoy en día hay más de 32.000. Están todas alineadas y te acompañan hasta la cima de la colina donde se encuentra el santuario.
Una auténtica locura.
Te sonará la peli, Memorias de una Geisha, que dio a conocer este lugar mundialmente y se ha convertido en otro de los lugares más visitados de Japón.
Yasaka-jinja es un santuario sintoista construido en el siglo VII cuando Kioto estaba en su máximo esplendor, de ahí que muchos templos y santuarios sean de esa época.
Hay varias leyendas que dan explicación a la localización y motivo de la construcción del mismo. Una es por la cura de una epidemia que paró el mayor del santuario.
Y otra es por la existencia de un dragón azul que vivía en el subsuelo y aseguraba la entrada de agua al barrio de Gion.
Así que por un lado o por otro, lo que se venera es la seguridad y prosperidad del pueblo.
Aunque su estructura más llamativa es la pagoda que sobresale por encima de cualquier otra, puedes contar hasta 16 más de menor tamaño. Es todo un complejo de santuarios, pórticos, estatuas y jardines que bien merecen un agradable paseo.
Este es probablemente el templo más famoso de Japón, y también es un gran lugar para ver los colores del otoño.
Kiyomizu-dera es un templo budista que fue construido en el este de Kioto en el siglo VIII.
La mayoría de la gente toma fotos del edificio principal, pero mi parte favorita fue en realidad la pagoda naranja al lado. En cualquier caso, ¡hay un montón de buenas fotos alrededor de este templo japonés! Os enseño mi parte favorita.
Los japoneses son extremadamente educados y su norma básica para la vida es: evita molestar a los demás.
Así que intenta ser lo mas respetuoso posible con el lugar sagrado que visitas. Cuida leer todas las indicaciones posibles para no saltarte ninguna regla.
Y como dicen, allá donde fueres, haz lo que vieres. Es conveniente observar muy bien lo que hacen los locales para imitarlos y saber que no estás haciendo nada ofensivo para ellos.
Igualmente voy a intentar orientarte sobre cómo actuar en templos y santuarios.
Normalmente para entrar a un templo hay que quitarse los zapatos, y suele haber taquillas o un lugar donde dejarlos de forma segura.
Suele estar bien indicado, pero por norma general en el interior de los templos no se pueden hacer fotos. Verás a gente dibujando para poder llevarse esa imagen a casa.
Para hacer una petición, suele haber una caja de ofrendas donde depositar una moneda y poder hacer tu plegaria.
En algunos templos, puedes hacer el ritual de quemar incienso, son unos manojos de osenko, que se prenden y después se apagan sacudiendo, nunca soplando. Después clávalo en la arena que hay para ello y con la mano lleva un poco de ese humo hacia ti, en teoría tiene un poder curativo.
También se pueden dejar varillas de incienso clavadas a modo de ofrenda. Recuerda no soplar, en caso de hacer llama apágala siempre contra la arena o sacudiendo.
Para los santuarios, el comportamiento calmado y respetuoso se mantiene. Pero tienen otras peculiaridades.
Se supone que si estás enfermo, de luto o tienes alguna herida, no deberías entrar.
En la entrada encontrarás una fuente de purificación antes de la oración, con cazos para llenarlos del agua que reposa en la fuente, no directamente del chorro, lávate las manos y después lávate la boca, escupiendo fuera de la fuente, por favor.
Para hacer una ofrenda, puedes echar una moneda en la caja y hacer una reverencia, si hay un gong o cascabeles, hazlos sonar, es para llamar la atención del Kami, el dios, para que te escuche.
En Japón tienen todas las estaciones del año bien marcadas, en invierno se llega a cubrir todo de nieve, y en verano alcanzan altas temperaturas. En primavera es la época del Sakura, la explosión de floración del cerezo, entre otros y en otoño, la inmensa cantidad de vegetación que tiene hace que cambie por completo el paisaje y sea una estampa de lo más bonito.
Por otro lado, está el tema de lo que cuesta viajar a Japón. Pues bien, en invierno suele ser cuando menos gente viaja debido al frío, por tanto los vuelos suelen salir más baratos de noviembre a febrero, aunque en diciembre por la navidad de por medio a veces se suben mas que en otras épocas, como todo.
Así que dependiendo de tus gustos y tu bolsillo, preparando el viaje con la suficiente antelación elige la época que mejor se adapte a ti y tus circunstancias.
¡¡Espero que lo disfrutes muchísimo!!
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